Primer día de esquí en Navacerrada: «Aprendí a esquiar aquí, no entendería que cerrase»
La estación abre sus puertas, con dos pistas operativas, después de que la Justicia denegase las medidas cautelares solicitadas por el Gobierno y pese a que la concesión de los terrenos terminó en marzo
El sol de primera hora de la mañana se reflejaba en los cristales del medio centenar de coches que aparcaban, ordenados, en la zona de estacionamiento del puerto de Navacerrada . El restaurante Dos Castillas comenzaba a servir los primeros desayunos en las mesas de madera de su terraza, como cualquier otro día. La diferencia, este lunes, ha sido que a los clientes habituales -montañistas, senderistas y otros compañeros de negocios colindantes- ha habido que sumar los esquiadores que se han acercado a celebrar el primer día de apertura de la estación. Tras dos años de parón por la pandemia, nueve meses de incertidumbre por el fin de la concesión de uso de los terrenos y una batalla judicial con el Gobierno de Pedro Sánchez , el área deportiva ha abierto hoy dos de sus pistas, Escaparate y Telégrafo, para dar el pistoletazo de salida a la temporada invernal.
Miguel convenció a su tío y a su prima ayer por la tarde para subir al puerto. Había ganas de enfundarse el traje de esquí y agarrarse a los bastones para deslizarse por las pistas, en este caso, la del Telégrafo. «Aprendí a esquiar aquí, en Navacerrada, con siete años. No me gustaría que cerrase, no lo entiendo» , explica el joven, que ahora tiene 16 años, antes de subirse de nuevo al remonte para repetir el descenso por la montaña. Su prima, Carolina, lo mira y sigue sus pasos, aprendiendo, en una de sus primeras veces en este punto de la Sierra. «La nieve podría estar mejor, el sol está haciendo que se convierta en una especie de papa, pero se puede esquiar. Es parte de nuestra vida, de las vivencias de todos los inviernos», concluye el madrileño antes de sentarse en el telesillas.
En las primeras veces, también hay tiempo para las caídas. Es el caso de Pedro y Raquel, novatos en esta práctica deportiva. Se enteraron ayer de que la estación abría y desconocen el motivo de la 'guerra' con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). «No sabemos qué ha pasado, pensábamos que no había abierto hasta ahora por la climatología. Sin saberlo, no nos gustaría que cerrase. Favorece a que la gente venga a la sierra, atrae turismo y es una forma también de que los madrileños desconectemos y nos divirtamos», opina ella, en una esquina de la pista.
Bajo la atenta mirada de la Bola del Mundo, el aparcamiento ha ido ganando ocupantes con el paso de las horas, hasta alcanzar los dos centenares a la una de la tarde. No todos se han acercado a las pistas, sino que la mayoría han sido senderistas o familias que jugaban a deslizarse con pequeños trineos y lanzarse bolas de nieve, como Carlos, Susana y sus sobrinos. Naturales de Badajoz, han aprovechado unas vacaciones en Madrid para que los pequeños descubran la nieve. «Es un día diferente. Ellos nunca habían visto una nevada así. Se lo están pasando en grande», confirman ambos, mientras aguantan los golpes delicados que aterrizan en sus espaldas.
Las huellas de las pisadas y las marcas de los esquís y las tablas de snowboard van tatuándose poco a poco en la nieve virgen de esta estación, abierta como tal desde la década de los cuarenta. Allí lleva, desde que empezó a coger más fama y contaba ya con diez remontes, la familia de Paco, gestores de una de las tiendas de alquiler de material desde 1971. «No está siendo un buen día. Avisaron con muy poco margen de que iban abrir . En lo que va de mañana, he alquilado unos diez pares de esquí solamente», resume el responsable del negocio. «El puerto no es sólo la estación, hay otros negocios. En cuanto han empezado a decir que cierra, mal asunto... Aunque se hayan resuelto las medidas cautelares, creo que al tema de la estación le queda todavía mucho recorrido. Veremos lo que pasa. Lo que está claro es que si cierra en algún momento, parte de la clientela que tenemos se vería afectada», concluye el gerente, haciendo referencia a la batalla entre la empresa gestora, Puerto de Navacerrada Estación de Esquí S. L., y el Ejecutivo central, que se remonta al mes de marzo.
Caso judicializado
Fue entonces cuando el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) –dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco)–, dueño de los terrenos, decidió finalizar la concesión para la explotación del suelo tras cumplirse la vigencia de uso de las instalaciones de 25 años. Argumentó falta de nieve a consecuencia del cambio climático y dio de plazo hasta el 30 de octubre para que la que hasta entonces había sido concesionaria desmontase los remontes.
La empresa no lo hizo y sostuvo que el cierre no se había comunicado de manera oficial y que, por tanto, abrirían en cuanto la climatología lo permitiese, marcando como fecha aproximada principios de diciembre. El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, mostró su apoyo y garantizó la continuidad de la práctica deportiva, puesto que las pistas afectadas por el OAPN se asientan en la vertiente segoviana. Rápidamente, Miteco lo desmintió. « La Junta es competente para resolver las concesiones de dominio público forestal , pero no lo es sobre la ocupación o no de unos terrenos de titularidad pública», afirmaron desde el ministerio, y presentaron el recurso judicial pidiendo medidas cautelares, ampliadas a provisionalísimas, para tratar de impedir la puesta en marcha. El juez las denegó al no advertir «urgencia», en un primer golpe al Gobierno de Pedro Sánchez. Tras enterarse del fallo judicial, los responsables de la estación anunciaron la reapertura, pero la climatología se les volvió en contra impidiendo que los esquiadores subiesen a las pistas.
Una semana después, la Justicia volvió a pronunciarse y asestó un segundo varapalo al Ejecutivo central al denegar también las cautelares. El Tribunal Superior de Castilla y León no observó perjuicios irreversibles si la práctica deportiva continúa y, en contra de lo que demandaba el OAPN, entendió que el desmantelamiento «podría crear una situación definitiva de difícil reversibilidad de acordarse al momento actual dicho impedimento del uso y eventualmente el desmantelamiento de las instalaciones». Los magistrados añadieron también «otros eventuales perjuicios como es la extinción de las relaciones laborales o de otro tipo que pueden haberse constituido por la concesionaria». Con un futuro a medio y largo plazo todavía incierto y a expensas de los próximos pasos que dé el Ejecutivo, Navacerrada mantiene la esperanza -y una suerte de rebeldía- y continúa acogiendo a los esquiadores que festejan la reactivación.
Noticias relacionadas