La Posada del Peine, hotel emblemático de Madrid y el más antiguo de España
Durante varios siglos fue el alojamiento de referencia para toda la nobleza que llegaba a la capital. Tras varios años cerrado, la cadena Petit Palace lo reabrió en el 2006 totalmente renovado
En el siglo XVII , cuando llegaban los carruajes a la calle Postas de Madrid, junto a la Plaza Mayor, lo primero que encontraban sus pasajeros era la Posada del Peine . En ella se alojaron todo tipo de huéspedes. Los más adinerados, en las habitaciones más espaciosas, mientras que las interiores sin baño y para compartir las ocupaban las clases más bajas. Este hotel, el más antiguo de España, debe su nombre al peine que colocaban en las habitaciones, el primer «amenitie» ofrecido en el país, y estaba atado a una cuerda para que no lo robaran. «Fue un hotel de lujo para la época en la que surgió, cuando los nobles llegaban a Madrid e iban al Palacio Real », cuenta a ABC José María Sánchez, director del ahora llamado Petit Palace Posada del Peine. Durante muchos años, incluso siglos, este alojamiento gozó de un gran reconocimiento y prestigio que fue perdiendo cuando la burguesía se desplazó al Barrio de Salamanca y surgieron hoteles como el Ritz o el Palace.
Tras casi 35 años cerrado, la cadena española Petit Palace lo adquirió y recuperó para reabrirlo en el 2006. Cumplía el requisito indispensable para esta firma de hoteles, el estar bien situado en una ciudad con mucho movimiento. «A lo largo de los años el edificio sufrió diversas transformaciones y ampliaciones y en la actualidad forman el hotel 3 edificios diferentes. Conserva la escalera original de madera de la época y el ladrillo visto», aclara el director. En la fachada se pueden contemplar tres estilos arquitectónicos diferentes y en 1891 se instaló el actual templete con el reloj para conmemorar los 400 años del descubrimiento de América que se cumplía un año después. Y en otra reforma anterior, en el siglo XVIII, se incorporaron a los balcones de las fachadas alegorías al dios Hermes para que cuide de los sueños de todos los huéspedes.
Fue y sigue siendo un hotel emblemático, al que no le faltan historias, unas más reales que otras. La habitación 126, ahora inexistente, era la puerta de un pasadizo secreto que servía para esconder fugitivos y fiestas nocturnas . «Fue en la época en la que la parte subterránea de Madrid se conectaba a través de pasadizos», señala José María Sánchez. Y hoy en la parte baja del hotel, donde en su día hubo caminos secretos, encontramos una amplia sala para el desayuno, otra de las grandes apuestas de la cadena. Y entre las anécdotas que no se pueden confirmar se encuentra la de la existencia de un fantasma, según el relato de un huésped y de una camarera que afirmó haberse cruzado por los pasillos con una mujer vestida de negro.
Un hotel adaptado al Madrid de hoy
La posada llegó a tener 150 habitaciones y hoy el Petit Palace Posada del Peine ofrece 67. «Adaptamos lo mejor posible el espacio a las necesidades de los turistas de hoy en día», comenta su director, «pero todos reciben una historia del hotel porque creemos que es importante recordar su pasado». Todas las visitas guiadas de la zona hacen parada obligatoria frente al hotel, «debemos ser uno de los lugares más fotografiados de la ciudad , por ser el hotel más antiguo de España».
El 98% de los huéspedes son turistas y en algunas épocas del año el 80% son extranjeros. Reciben tanto a familias, como a parejas y amigos y entre las nacionalidades que más llegan están la americana, la rusa y la italiana. Cuentan con una estancia media por huésped de casi 3 noches, superior a la media de la hotelería en Madrid. Hoy es un hotel de cuatro estrellas y los precios por habitación doble con desayuno oscilan entre los 120 y los 200 euros. «Con tiempo se encuentran buenos precios y a veces, si coincide con una semana de congresos en la capital, puede llegar a los 200 euros la habitación , pero no es lo habitual», aclara su director. Al año se alojan alrededor de 20.000 personas y cuentan con una buena ocupación. Tienen habitaciones familiares en las que entran hasta seis personas.
En el hall se pueden ver dos bicicletas que el hotel pone a disposición de sus huéspedes de forma gratuita, «para que conozcan la ciudad de forma diferente». Una práctica común en los hoteles de Petit Palace. La dirección de la cadena apuesta también por desayunos sanos y variados en los que se pueden encontrar, por ejemplo, todo tipo de leches (de vaca, de soja, de avena…) para tratar de satisfacer a los gustos y necesidades de todos los huéspedes. De momento no tienen restaurante pero están estudiando la posibilidad de incorporar uno de las inmediaciones para ampliar la oferta de servicios.
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