La Policía bloquea el macroburdel vertical del paseo de las Delicias
El prostíbulo operaba con normalidad, al menos, hasta la semana pasada, pese al estado de alarma
Por el paseo de las Delicias, los coches circulan a cuenta gotas y las personas, como en el resto de España, solo salen de sus casas para ir a una tienda de alimentación cercana. Tan solo un hecho rompe la calma tensa y la reclusión impuestas por el coronavirus : la actividad que se ejerce, pese al estado de alarma, en el número 127, portal conocido como «la Babilonia del sexo» . En el tercer piso una chica abre y cierra la ventana sellada con una tabla de madera sin cesar, como en una especie de ritual, para controlar la calle y comprobar que todo va bien; en el segundo, otra cuelga un albornoz blanco del cristal. El edificio está, en su totalidad, dedicado a la prostitución y ni siquiera la pandemia ha conseguido terminar con la constante entrada y salida de clientes, que atraviesan la puerta rota sin ningún atisbo de responsabilidad. Así era, al menos, hasta el pasado fin de semana, ya que la Policía Nacional ha desplegado un gran operativo en la zona –con hasta siete agentes por turno– para bloquear el macroburdel vertical e impedir que los clientes entren al lugar.
«Desde el lunes vemos menos actividad, tal vez por la llegada de la Policía. Antes los hombres entraban y salían a cualquier hora y nunca vimos que a ninguno se le pusiera una multa . Deberían tenerlo controlado», cuenta un vecino que residen en uno de los edificios de la acera de los números pares: «Eso sí, no dan ningún problema ni se escucha jaleo».
«Las mujeres continúan dentro. Las vemos salir a comprar o a sacar los cubos de la basura a la calle. Y debe vivir también un hombre con ellas, que sale de vez en cuando a pasear a un perro, creo que el proxeneta », asegura una trabajadora de limpieza de esta zona del barrio de Legazpi.
Los agentes, que observan la puerta desde sus coches, salen de ellos cuando creen que un cliente ronda la entrada del inmueble para identificarlo , así como para acceder al interior y asegurarse de que su vigilancia está obteniendo los frutos deseados y dentro se ha paralizado la prostitución.
Las chicas, por el contrario, niegan que estén trabajando . «Entra y mira lo que sucede ahí dentro. Es mentira. Yo no soy prostituta, tan solo tengo una habitación alquilada», grita una mujer que abandona el edificio para ir a hacer la compra, dice a la Policía como excusa cuando le pregunta a dónde se dirige.
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Según ha podido saber este periódico de fuentes policiales, se investiga si en la zona hay otros pisos dedicados a este fin y que se puedan estar saltando también las normas de confinamiento. Las mismas se niegan a dar más información porque la investigación sigue abierta . Los vecinos señalan a un local comercial convertido en vivienda situado en el número 10 de la calle de Enrique Trompeta. «Hay tres mujeres dentro mínimo. Vemos entrar y salir hombres. A lo mejor no son prostitutas, pero...», asegura otro de los moradores.
Lo cierto es que no es la primera vez que la Policía interviene en «la Babilonia del sexo», que lleva operativa desde hace 30 años. En noviembre de 2018 se intentó acabar con este burdel al detener a casi una veintena de personas, entre ellos los proxenetas que tenían a algunas mujeres en régimen de «esclavitud sexual», pero la actividad nunca llegó a su fin.
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