Pistolas 'táser', el arma disuasoria que toma la calle
La Policía Municipal ya cuenta con 237 dispositivos, que elevará hasta los 350. El Cuerpo Nacional y la Guardia Civil dispondrán de 150, respectivamente
A simple vista, parece una pistola de juguete: plástico amarillo, estructura gruesa, luces futuristas. A simple vista, porque los dispositivos electrónicos de control, las popularmente conocidas pistolas 'táser', son el antídoto más efectivo de la Policía para disuadir amenazas sin apretar el gatillo. El Cuerpo Municipal ya cuenta con 237 en la calle, a la espera de elevar la cifra hasta las 350 en los próximos meses. También la Policía Nacional dispone de mil unidades, 150 de ellas listas para su uso; y la Guardia Civil recibirá en breve sus primeras 150. El arma del futuro ya está aquí y Madrid, epicentro de la seguridad esta semana, resulta un marco idóneo para su puesta de largo.
Es jueves y el Salón Internacional de Seguridad (Sicur) prepara su última jornada en el recinto ferial de Ifema. Sofisticado armamento, vehículos policiales de nueva generación, cámaras prácticamente invisibles... Tecnología punta, en definitiva, al servicio de la contención. Al fondo del pabellón 10, un 'chispazo' sorprende al grueso de visitantes que por allí transita. Un individuo, protegido casi como el muñeco de Michelin, empuña una espada. Grita enajenado y no se detiene, pese a que a solo dos metros un hombre sostiene firme su 'táser' mientras le 'invita' a deponer su actitud.
Los reiterados avisos no bastan y el instructor de Axon, la empresa fabricante de las 'táser' (el nombre original de la compañía), acciona el dispositivo. La descarga, de 22 pulsos por segundo, es inmediata. Y el sujeto cae al suelo paralizado por espacio de cinco segundos , tiempo suficiente (ventana de oportunidad, en el argot policial) para ser inmovilizado. La carga utilizada es de 12 grados, lo que permite poder disparar a una distancia de entre 1,2 y 1,5 metros y conseguir la incapacitación muscular completa. No obstante, si el sujeto se aleja, el mecanismo posibilita la opción de lanzar una carga de 3,5 grados, para espacios de entre 3,2 y 3,5 metros. Basta un rápido bandazo de muñeca para cambiar de una a otra.
Tal es su efecto disuasorio, que en un 90 por ciento de las intervenciones de la Policía Municipal en las que los agentes se han visto obligados a sacar los dispositivos electrónicos de control para inmovilizar a los malhechores, ni siquiera ha hecho falta accionarlos para proceder a la detención de todos ellos. Así lo confirma un miembro de la Unidad Central de Seguridad (UCS), con 12 'táser' actualmente en su haber. «Solo en casos muy extremos hay que hacer uso de ellos», reconoce el uniformado, consciente de la tranquilidad que otorga a su trabajo el hecho de portarlos. «La utilización del arma de fuego está muy tasada y solo se da en casos muy excepcionales. Sin embargo, este es un dispositivo no letal que te ofrece una seguridad que en otras ocasiones no tenemos», añade.
Para acceder a los dispositivos, los agentes municipales deben realizar un curso de formación de cuatro días con prácticas de tiro incluidas. Un control que parte desde el propio departamento de armas de la Guardia Civil. «Las 'táser' no pueden entrar en el país sin estar asignadas previamente a un contrato público y solo con la finalidad de ir destinadas a las policías locales o Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», advierte el director de Axon sur de Europa, Javier Ramírez, que apunta además a la exclusividad de uso para agentes de la ley en activo, que tengan licencia de armas y que hayan cumplido un curso de habilitación de su propia policía.
El coste de las 'táser' es variable, si bien la Policía Nacional adquirió mil unidades en 2020 por un monto de dos millones más IVA. «Haciendo la cuenta, hablamos de alrededor de 2.000 euros por dispositivo», recuerda Ramírez. La garantía de seguridad es otro de los distintivos clave, a tenor de las cámaras que los agentes portan en el pecho. Estas comienzan a grabar en cuanto se activa una pistola, de forma que la intervención queda registrada, recuperando la imagen hasta los 60 segundos anteriores a la misma.
Es ahí donde entra Telefónica Ingeniería de Seguridad (TIS), encargada del envío de la información de las cámaras a un centro de control donde se graban y procesan las imágenes, entre otras labores. Respecto a la posible lesividad de las 'táser', desde Axon desmontan el «mito» al asegurar que estas no electrocutan. «Si yo meto los dedos en el enchufe me electrocuto, pero estos dispositivos no funcionan así», incide el director de la firma en el sur de Europa, antes de justificar el argumento: «Si yo muevo el brazo es porque hay un impulso eléctrico a través de mi sistema nervioso. Nosotros utilizamos ese principio para decirle al cerebro del individuo que contraiga todo su cuerpo». El término se llama inmovilización neuromuscular.
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