Pinchazo radical en la protesta de la extrema izquierda en contra de la OTAN
Apenas medio centenar de individuos, algunos de ellos encapuchados y con el rostro cubierto por mascarillas, han acudido a la plaza de Tirso de Molina para mostrar su rechazo a la cumbre
Dos plazas, las de Tirso de Molina y Lavapiés, han dividido esta tarde a los manifestantes anti-OTAN , en una jornada especialmente controlada por la Policía Nacional . A las 20 horas, estaban convocadas dos protestas en ambos enclaves: por un lado, el Movimiento Antirrepresivo y otros colectivos de extrema izquierda llevaban días anunciando su cita en Tirso, después de que la Delegación de Gobierno en Madrid prohibiera la concentración incial prevista en la calle de Atocha; y por otro, la plataforma 'OTAN No' divulgaba ayer un nuevo escenario a solo 500 metros del primero para mostrar su rechazo a la cumbre . Ninguna de las concentraciones había sido comunicada previamente, requisito esencial para poder ocupar la vía pública.
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Desde primera hora de la tarde, los agentes de las Unidades de Intervención Policial (UID), con el apoyo de las Unidades de Prevención y Reacción (UPR), la Brigada de Información y los patrullas del distrito Centro, han controlado las calles aledañas a ambos puntos con el objetivo de evitar cualquier conato de violencia . Y es que, a nadie de los allí presentes se le escapaba que muy cerca del lugar, en el Museo del Prado , Pedro Sánchez iba a ofrecer una cena a los líderes de la OTAN y la Unión Europea.
El anuncio a última hora de una nueva protesta en la plaza de Lavapiés ha mermado la afluencia en Tirso, donde los radicales han quedado agrupados en un pequeño espacio del centro de la plaza y apenas han llegado al medio centenar. El embolsamiento por parte de los agentes ni siquiera ha sido necesario y se han quedado a unos metros de la masa.
En previsión de posibles altercados, el Movimiento Antirrepresivo había difundido el nombre de los letrados Alejandra Matamoros Alexandrova y Gonzalo de Lara de Blas a fin de que sus acólitos los apuntasen en el brazo o memorizasen, una técnica habitual entre los radicales de extrema izquierda para evitar ser identificados . Está vez, sin embargo, todas las soflamas vertidas en redes sociales han quedado reducidas a cánticos en contra de la OTAN y algunos de corte prorruso: «Solidaridad, con el pueblo del Donbass» o «Zelensky, puto nazi», entre otros.
Los primeros gritos han comenzado pasadas las 20 horas, cuando los concentrados, algunos de ellos encapuchados y con los rostros tapados con mascarillas, han exhibido una pancarta en la que se podía leer «¡OTAN criminal, Gobierno cómplice!». Lejos de los disturbios provocados el año pasado en la protesta de la Puerta del Sol por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel , la jornada se ha mantenido en calma, hasta el punto de que una hora después los radicales han plegado velas y se han retirado sin incidentes reseñables.
En plena desbandada, los antidisturbios han cortado el paso en dirección a la plaza de Antón Martín, dejando a los manifestantes aislados . La estrategia se ha repetido en otras salidas de la plaza con la premisa clara de que los radicales se dispersen en pequeños grupos y evitar así que causen altercados en las inmediaciones.