‘Petanquear’ no solo es para jubilados
Es uno de los deportes singulares que más ha crecido en el último año. A la espera de un bolódromo, el Madrid Open Tour busca a sus campeones de petanca
Hacia frío que fue templando en la mañana alcalaína. De -4 se puso el personal en mangas de camisa avanzando el domingo. El boliche, como tal, tenía una temperatura gélida que no le fue en todo el día y su chasqueo contra el suelo, por esas leyes de la gravedad, resonaba en el Parque de Alcalá de Henares donde Óscar Fernández, presidente de la Federación Madrileña de Petanca, observaba que todo fuera de dulce. Óscar llevaba un trípode coronado con un móvil que iba difundiendo en directo lo que allí pasaba: concretamente, una etapa del Madrid On Tour, que suena a británico en un deporte donde Francia es una potencia mundial .
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Camisas publicitarias de agencias inmobiliaras, un terreno de juego irregular y mucha deportividad cuando había que medir con metro algún lance del juego. Y público, casi un centenar de personas desperdigadas por el solarón sin perder la vista de lo que pasaba y hasta de lo que no pasaba.
Óscar Fernández, el presidente de la Federación Madrileña de Petanca , nos iba poniendo sobre la pista y sobre un deporte que no va mal en los índices de popularidad. Eso sí, con fuerza resignada le pedía a la Comunidad un bolódromo para no tener que depender de la climatología o las deposiciones perrunas. Y seguían las partidas, a la verita del Club de Petanca de Alcalá de Henares , donde en buzones como los de Correos se custodian los boliches de los socios y un busto del anterior Jefe del Estado le daba empaque al escenario; que Juan Carlos en bronce fuera por un premio de mus era lo de menos; lo de más es la prestancia que daba al local y a las copas que el Club alcalaíno ha celebrado a lo largo de su Historia. No pasaron el domingo por allí Miguel Induráin ni el Brasil de Pelé, pero sí una leyenda de la petanca como Yolanda Matarranz , de Aluche, pentacampeona del mundo que tuvo a bien dedicarnos unas palabras y hasta confesarnos que era del Atlético.
Lo que se queda en la pista
Ella trabaja en Logística, se aficionó a la petanca por sí misma, y con resignación confiesa las magras gratificaciones que le dan a quien es un referente de este «deporte». Porque insisten en que es un deporte. Lo hace también el árbitro Antonio Poyatos Gámez , alias ‘el pollo’, que dice que su labor es más compleja que la de otros árbitros. Poyatos, preguntado por la violencia hipotética en el deporte de la petanca, confiesa que «lo que pasa en las pistas se queda en las pistas». Bebé café negro y sus contertulios le dan la razón. Quizá porque es, de entrada, de esos árbitros tan conversadores como vehementes.
‘Petanquear’ en la mañana de anticiclón y domingo es buena forma de pasar el fin de semana. Poyatos, el colegiado, que llegó a jugar a 2°B de fútbol, recuerda que el protocolo recomienda pero no obliga a llevar mascarilla; lo cual es un hándicap para los que llevan gafas. A medio día sacan una paella comunal que pone alegría en los jugadores. Un deporte de una media de 40 años frente a los clichés . Abundaba el respeto. Nos insistieron en eso: que necesitan un bolódromo y que se lo traslademos a las Instituciones pertinentes. Acaso, insisten, porque se trata de un deporte «infrarrepresentado» a la luz del público y las licencias. Poyatos Gámez, el árbitro, pide que se conozcan bien las reglas, que él, que jugó en el Jerez en los 80, parece tenerle un respeto sacrosanto al reglamento. Madrid, con tanto gimnasio despersonalizado, tiene también su competición y su sociabilidad en los parques. Algo que casi llega a perderse en los peores tiempos del confinamiento. Y sin embargo ahí siguen; pasando frío o calor entre vecinos y mirones que pasean al perro.