Pescaderías Coruñesas: Humildad aplicada al éxito empresarial

El emblemático establecimiento llora la pérdida de Norberto García, CEO del grupo e hijo del dueño de este histórico negocio

Foto histórica del escaparate del establecimiento en su ubicación de Recoletos, 12
Adrián Delgado

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Pescaderías Coruñesas ha sido noticia esta semana por un triste acontecimiento: el fallecimiento de Norberto García Azpiroz a los 44 años, hijo del propietario de este establecimiento emblemático de la capital y consejero de la empresa familiar que incluye tres restaurantes -El Pescador, O’Pazo y Filandón - y la marca de eventos Albada. Tras él queda la estela del esfuerzo, la constancia y el esmero heredado de su padre, Evaristo García (Combarros, León. 1933). Una filosofía que comparten sus hermanos Diego, Marta y Paloma al frente de un negocio histórico para Madrid.

Norberto llevaba el nombre de su abuelo paterno, quien en 1956 compró a Luis Fragío Babío la sucursal de las Pescaderías Coruñesas que había en la calle Recoletos, 12. En su fachada aún se conserva parte del letrero original de espejo negro. En este local, y con 23 años, Evaristo se puso al frente de Pescaderías Coruñesas . Su reto fue sacar adelante a una empresa que tenía solo «cuatro clientes».

El rey del pescado

La historia de este negocio, venido a menos en aquel momento tras su época dorada -su espectacular sede social, en 1917, contó con la presencia de Alfonso XIII para su inauguración-, se remonta a principios del siglo XX. La casa original contaba en la época con una gran flota pesquera propia y con 17 tiendas en todo Madrid. Su fundador, Luis Lamigueiro, fue el rey del pescado fresco en la ciudad. «El era el que marcaba los precios en la capital», recuerdan sus propietarios actuales.

Sobre los años 30, Pescaderías Coruñesas se encontró con problemas de liquidez y Fragío se quedó con el negocio, vendiendo todas sus sucursales menos la de la calle Recoletos. La marca se vio reducida a su mínima expresión. Tan es así que perdió el plural en su denominación: «Pescadería Coruñesa». «Gracias al empeño de toda la plantilla en tres meses obtuvieron los primeros beneficios», cuentan sobre la etapa en la que el joven Evaristo -orgulloso de su origen maragato, el mismo que el de los arrieros que transportaban el pescado desde Galicia a Madrid- levantó el negocio a finales de los años 50.

«Tan imprescindible es para nosotros el cliente que viene a por angulas y langostas, como el que viene a por sardinas y chicharros»

El secreto de su éxito lo resumió en una máxima que, aún hoy, forja el espíritu de este comercio: «Mantener la humildad con la que llevaba el pescado en una cesta al hombro y estar siempre a disposición del cliente» .«Tan imprescindible es para nosotros el cliente que viene a por angulas y langostas, como el que viene a por sardinas y chicharros», inculcó Evaristo a sus trabajadores y a sus propios hijos.

Desde 1986 Pescaderías Coruñesas se trasladó a la calle Juan Montalvo, 14. Allí tiene unas de las instalaciones más punteras de la capital. En ellas se gestionan hasta 10 toneladas de pescado y marisco selecto cada día. Un éxito, legado del trabajo que Norberto García ha dejado a su familia y empleados, que es reflejo de esa humildad que todos tienen presente en esta casa.

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