Pepu Hernández: un apasionado «colgado» por la canasta
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«Os voy a decir una palabra y escuchadla bien, porque de ahora en adelante va a ser muy importante: Ba-lon-ces-to». Esta arenga pronunciada por Pepu Hernández en una abarrotada Plaza de Castilla tras la conquista por parte de España del Mundial de Japón 2006 mostraba la pasión que el deporte de la canasta despertó desde muy joven en Pepu Hernández, que ya a los 7 años ingresó en el colegio Ramiro de Maeztu, santo, seña y cantera del Estudiantes. Fueron 17 años en el club, alternando labores de jugador y de entrenador de las categorías inferiores. Poco le duró la carrera de Periodismo.
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El baloncesto ejercía sobre él un poderoso influjo y en la temporada 1989-1990 se incorporaba a la categoría profesional como ayudante de Miguel Ángel Martín en el Estudiantes. Cuatro temporadas después, y tras la destitución de Martín, Pepu se encaramaba al primer equipo para moldear uno de los palmarés más eléctricos del baloncesto nacional.
El Mundial de Japón, la cima
Tras varios años al frente del equipo estudiantil, con el que ganó una Copa y quedó subcampeón de la ACB, tomó el mando de la selección española. En 2006 alcanzó la cima de su palmarés y la cumbre del equipo nacional al alzarse con el título mundial en Japón 2006. Pepu logró una piña que deleitó a España entera y que se enteró de que antes de vencer a Grecia en la final, el técnico había conocido la noticia de la muerte de su padre. Lo ocultó a sus jugadores para que no perdieran la concentración. El éxito fue tal que la hazaña fue coronada con el premio Príncipe de Asturias de los Deportes. El jurado destacó que el Mundial era «un ejemplo de superación ante las dificultades, de espíritu de equipo, de sencillez y compromiso con los valores del deporte». En su discurso, Pepu destacó que «baloncesto equivale a educación, generosidad, solidaridad, trabajo en equipo, talante y tolerancia. Son valores que preparan a un jugador para el futuro».
Un año más tarde llegaba la plata en el Europeo de 2007 y las cuotas de audiencia del baloncesto se disparaban en las televisiones. Pero las discrepancias entre Pepu y el presidente de la Federación, José Luis Sáez, se habían disparado. En 2008 su cese cerraba uno de los ciclos más brillantes del básket español.