ENTREVISTA

Pedro García Aguado: «Vamos a abrir espacios libres de alcohol y droga para los jóvenes»

Cree que «cada vez hay más actividades que te pueden llevar a desarrollar trastornos adictivos». La educación, también aquí, es el mejor escudo

Pedro García Aguado, en dependencias de la consejería de Educación MAYA BALANYÀ

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Su salto a la gestión pública -tras hacerse famoso en televisión como presentador de «Hermano mayor»– se produjo hace apenas un mes. Ahora llega el momento de aplicar sus conocimientos prácticos a la política de juventud.

Cuénteme algún plan de su dirección general

Un proyecto importante, favorecido por la presidenta Díaz Ayuso, es el tema de los espacios libres de alcohol y drogas. Hay que enseñar a divertirse a la juventud fuera de botellones. Vamos a enseñarte a que vivas experiencias conmovedoras, importantes, en un espacio libre de alcohol y drogas pero muy potente, y se lo vamos a ofrecer a los municipios, y va a tener bastante tirón.

¿De qué tipo de espacio hablamos?

Imagínate que tienes música, a tus influencers favoritos, a asociaciones que trabajan por la juventud dándote información, tatuajes de henna... aquello que te hace sentir libre y joven, y además lo están viviendo a pelo. Eres tímido o tímida, da igual, vamos a tener animadores, monitores, educadores, para que tú venzas ese miedo. Un espacio multiactividad donde haya todas esas cosas chulísimas que le van a los jóvenes... y además si podemos, gratis.

Tiene buena pinta

Yo quiero que sea eso, para que tú digas: aquí no vienen los frikis, aquí viene la gente que realmente decide no tomar ese día ninguna sustancia y pasárselo bien. Y además, si yo te veo en este espacio, y te digo, creo que has consumido, ¿te prestarías a hacer un análisis lingual? Mira, has consumido tal, tal y tal. ¿quieres venir a una charla de 20 minutos en el ámbito preventivo? Se han hecho muchas cosas de diversión light, pero siempre ha quedado como relegada a un latazo. Pues no; esto va a ser más potente.

¿Cuándo será?

No puedo darte una fecha, pero no tardaremos mucho. Tenemos ya un alcalde de un municipio que nos dice: «Yo lo quiero ya».

¿Tenemos un problema de consumo de drogas en la juventud?

Las últimas estadísticas indican que el consumo está por debajo de la media. Lo que ocurre es que se empieza antes, y se ha cambiado de sustancia. Dentro de las drogas legales, el alcohol se consume a muy temprana edad. Lo peligroso es el consumo por atracón, que está muy extendido lamentablemente. Y luego tenemos el cannabis, que está disparado, socialmente muy aceptado. Y hay una distinción de género: las chicas son más consumidoras de alcohol, y tienen un consumo muy potente de hipnosedantes: tranquilizantes, pastillas para dormir.

«Me sale un ídolo mío jugando al póker y ganando, y quiero ser esa persona. El mensaje es duro»

A los jóvenes a veces se les acusa de pasotismo. ¿Son pasotas

¿Cuándo la gente joven es más apática? Cuando espera que todo se le de hecho, que todo le venga dado. Te vuelves apático, y si no te lo dan, encima te enfadas.

¿Les enseñamos a enfrentarse con la vida?

No; hay modelos educativos que no favorecen esa capacidad de gestionar la frustración y de enfrentarse a la adversidad.

¿Es el juego, las apuestas, uno de los principales problemas de la juventud?

Si tienes en tu cabeza instaurado que tus deseos se conceden de forma inmediata, vas a buscar siempre qué tipo de actividades te pueden dar ese placer de forma inmediata. ¿Qué es lo que quieren algunos jóvenes? Riqueza económica pero con poco esfuerzo. El juego es una vía.

Cuando un famoso sale jugando al poker o publicitando una de estas actividades, ¿qué mensaje se lanza?

Habría que preguntarle a él qué le lleva a hacer eso. Posiblemente, la creencia popular de que “si lo haces con responsabilidad, no pasa nada”. El problema es que hay personas que, aún haciéndolo con responsabilidad, pueden desarrollar un trastorno. Esos famosos, poniéndome un poco en su piel y no demonizándolas, no entienden la gravedad del mensaje que pueden estar dando. Porque si no, no lo darían. A mí me sale un ídolo mío jugando al póker y ganando, y quiero ser esa persona. El mensaje es duro.

Otras adicciones son las relacionadas con las nuevas tecnologías. ¿Se está escapando de nuestro control?

Todavía no lo quieren considerar adicción, que es una enfermedad reconocida por la OMS; de momento es un trastorno, puede ser de uso abusivo, de descontrol sobre las tecnologías. Si desde pequeños a nuestros hijos e hijas les dejamos las nuevas tecnologías, no se las escondemos, pero con unos límites, posiblemente estemos contribuyendo a que no desarrolle ese trastorno. Pero si a mi hijo o hija, con un año o dos, para que no me moleste en la comida, para que no me moleste porque llego cansada del trabajo, le enchufo una pantalla, yo no sé si mi hijo con esa edad va a empezar a necesitar estar conectado; al final la adicción es eso, necesitar.

«Soy partidario de prohibir el mal uso del móvil en el colegio, ¿por qué llevarlo al recreo? Se evitarían muchos casos de ciberacoso»

¿Es partidario de que se prohíba el uso del móvil en los colegios?

¿El mal uso? Totalmente. Un mal uso es que un docente esté dando conocimientos y los chavales, como tienen esa incapacidad para controlarse, estén chateando, consultando sus redes sociales, no estén haciendo un uso de las nuevas tecnologías pedagógicamente. Desde esta consejería se ha promovido una medida: limitar el mal uso de los móviles en los colegios. ¿Hace falta consultar porque tenemos una aplicación? Todos con él. ¿Ya se ha acabado? Se deja en una caja y se coge al salir. ¿Mal uso del móvil? En el patio: si no lo están usando para consultar algo de clase, ¿porqué tienen que tenerlo? Así evitaríamos seguramente muchos casos de ciberacoso.

Qué grave la adicción al “like”, ¿no?

Qué grave es no fomentar en nuestros hijos la autoestima, fomentar el “cáete, levántete, tu vales, tu puedes, quiérete, respétate”, para no depender de ese “like”. Desde el hogar, desde la familia, ha habido una dejación de responsabilidades muy importante, por tener que trabajar muchas horas, por sentirnos muy culpables, por no enfrentarnos a nuestros hijos cuando llegamos a las ocho o las nueve cansados, y decirles “no”, y si pataleas, pues no. Y al tercer “no”, nos rendimos, venga, te lo doy.

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