En primera persona
Patriotismo cultural
La idea surgió en una época de grave crisis y teníamos la convicción de que obtendríamos una gran resonancia para la promoción de Madrid
Ayer lloré de alegría. No me cuesta reconocerlo. Son las cosas de la política . Los sinsabores, los desvelos o los insomnios se truecan súbitamente en gozoso júbilo: la ciudad de Madrid conseguía un título merecidísimo , inexplicablemente ausente de su histórica condición como una de las grandes capitales culturales del mundo.
Por fin, después de siete años , Madrid obtenía para el Prado y el Buen Retiro la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco , gracias al trabajo de las tres Administraciones -estatal, autonómica y municipal- con gobiernos y con partidos diferentes, dando una lección de cómo tiene que ser la política al servicio de los altos intereses de la nación .
El gran mérito es de los equipos del alcalde Almeida, la presidenta Ayuso y los ministros Guirao y Rodríguez Uribes, que han culminado con acierto un proyecto tan singular . Pero ayer no pude olvidar el entusiasmo y la responsabilidad con los que la alcaldesa Ana Botella impulsó la iniciativa para que Madrid optara a este reconocimiento de la Unesco. Lo llamábamos hacer «patriotismo cultural», y nos gustaba.
La idea no era mía, pues había partido de José Francisco García, nuestro director general de Patrimonio Cultural , quien la expuso en una reunión como tantas de aquella época de grave crisis económica en las que con mi equipo del Área de Las Artes -Paloma de Frutos, Alberto Merchante, Estrella Ruiz, Oliva García, Antonio Astorga, Maribel Tena, Mercedes Crespo…- hacíamos de la necesidad virtud, buscando para cada euro del contribuyente la máxima eficiencia . Así sucedió con el hallazgo de los restos de Miguel de Cervantes : con un presupuesto de 120.000 euros conseguimos un impacto mediático mundial equivalente a una campaña de publicidad internacional para Madrid de 100 millones de euros .
Teníamos la convicción de que era una gran candidatura para la Unesco y que obtendríamos una gran resonancia para la promoción de Madrid . Por supuesto, había que abordar mil y una complejidades técnicas, para lo que contábamos con un experto municipal de la talla de Javier Aguilera.
Se consiguió cumplir el primer paso, entrando en la lista española de aspirantes al título de la Unesco. Así, desde el gobierno de Ana Botella dejamos el proyecto en rampa de lanzamiento para que otros tomaran el testigo y alcanzaran, con la misma ilusión que pusimos nosotros, la meta soñada . No me digan que no es para llorar.
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