Patentan un abanico para separar a los viajeros en el transporte, en los cines y en los teatros

El diseñador madrileño Pepe López Prieto ha creado el «abanicovid», una barrera para frenar al virus en espacios cerrados

El «abanicovid» se coloca en la parte lateral de los asientos y se despliega para levantar una barrera ABC
Álvaro G. Colmenero

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La pandemia que nos azota desde hace meses ha despertado en los ciudadanos cierto instinto de supervivencia. Si algún resultado positivo se puede sacar en un contexto de crisis sanitaria es que la necesidad ha agudizado el ingenio de no pocas personas. Y en estos momentos, en los que está comprobado que levantar una barrera es la manera más eficaz de frenar al virus, el madrileño Pepe López Prieto , junto a su socio Miguel Sánchez Dalmau , han patentado un artilugio para ofrecer una solución en diferentes campos. Se trata del «abanicovid» , un nombre elegido espontáneamente por Miguel que define a la perfección este invento: un abanico formado por un eje y unas palas de un material plástico transparente que se une a un regulador de altura y que busca formar una mampara portátil para separar a dos individuos que no puedan guardar la distancia de seguridad, especialmente en el transporte.

Pepe López Prieto, junto a su invento, el «abanicovid»

« Buscamos soluciones para que la vida siga . La única manera es protegerte de cualquier ser humano que esté en tu entorno. Esta barrera física se convierte en una barrera de seguridad sanitaria», apunta el diseñador Pepe López Prieto a ABC. Este creativo, formado en el campo de la escultura, la pintura y de la fotografía, puso en marcha el proyecto el 12 de mayo y en 15 días ya tenía terminado el producto. Una vez que lograron cierta solidez a través de una patente para que no les levantaran la idea, comenzaron a contactar con posibles clientes. « Bombardier (empresa líder en industria aeronáutica y ferroviaria) y Construcciones Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) han sido las empresas que más se han interesado. El primero necesitaba el "feedback" de Renfe y los segundos me dijeron que era una buena idea. También se interesó Alstom , la empresa que fabricó el primer AVE», cuenta López Prieto.

El nicho de mercado al que pretende enfocarse esta novedosa idea es multidisciplinar. Entre otras, están las empresas de transporte ferroviario, las grandes cadenas de cines, los teatros y también en otros organismos que cuentan con salas de espera. «Está pensado para cualquier elemento donde se acomode a gente de forma contigua», reitera el inventor. «Yo tengo que ir a ver a mi novia a 500 kilómetros y la única manera es ir en autobús o en tren. Resulta que muchas personas no pueden coger un billete porque está el aforo reducido a la mitad y tampoco se pueden arriesgar a mover muchos trenes porque no hay la venta suficiente. Lo que hice fue buscar una solución para que estos trenes se muevan », asegura el diseñador, que recuerda otra anécdota: «He acudido a Antonio Banderas. Le vi en un programa de televisión pidiendo socorro porque los teatros estaban cerrados y que buscaba gente para que le diera soluciones para poder llenarlos. He intentado comunicarme con él pero todavía no he conseguido llegar».

En un contexto de temor social a la expansión del virus allí donde las personas rompen la distancia de seguridad, el «abanicovid» ofrece, en palabras de su creador, una sensación de seguridad . Además, el punto fuerte de esta herramienta reside en su facilidad de colocación en el lateral de los asientos del medio de transporte o sala en la que se sitúe. Estar constantemente relacionado con el mundo de la organización de eventos, despertó en Pepe una necesidad de resolver un problema creciente en la pandemia. «Tengo que meter determinado número de personas en salones de actos. Si esas personas no se sienten seguras no van y si no se hace ese evento es un fracaso. Esta puede ser una solución», cuenta.

El «abanicovid» trata de resolver un problema acuciante, como es el del virus, aplicando una barrera, pero a su vez pretende derribar otras, las sociales. Ser una puerta abierta para otras personas que, en ocasiones, no tienen fácil su integración en el mercado laboral. «En cuanto a la fabricación, si llegamos a hacerla, queremos contar con empresas en las que los recursos humanos sean personas con problemas sociales o discapacidades », desgrana Pepe. Además, está en mente donar un porcentaje de los beneficios del producto a la investigación de enfermedades u otro tipo de ayudas. El diseñador, en su instinto de artista, ha proyectado en su cabeza un concurso en el que los participantes desarrollen una obra de arte con el «abanicovid» que se retirasen de los asientos a modo de homenaje a las personas que han perdido la vida durante la pandemia.

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