Iglesias de Madrid
Parroquia de San Simón y San Judas: los Marianistas en la periferia de Madrid
El templo data de los años 80, funcional y con una sencilla cruz que lo singulariza
Cuando se habla de la presencia de los Marianistas, Compañía de María, en Madrid, inmediatamente aparecen los nombres de los Colegios de Nuestra Señora del Pilar, en la calle Castelló, o el de Santa María del Pilar, en Reyes Magos, o el de Santa Ana y San Rafael, o el de Santa María. El carisma de la educación hecho presencia. Pero de lo que no se suele hablar es de la apuesta de los Marianistas por los barrios de las periferias, del trabajo de los Marianistas en la parroquia de San Simón y San Judas , en la avenida Orcasur s/n, vulgo Orcasitas, geografía de integración y comunidad de inserción, que se dice en la terminología propia.
Allí vive una pequeña comunidad en un piso cercano al templo exento, y que tiene su capilla, sus rezos comunitarios, en una recoleta estancia de la parroquia. Un templo de los años ochenta , funcional, en el que destaca un sencilla cruz exterior que le singulariza. En San Simón y San Judas, santo éste de acendrada devoción popular, milagrero donde los haya, nos encontramos con el marianista Lucio Bezana, párroco, que está acompañado por tres hermanos más en esta comunidad, Ignacio, Daniel y Julio.
La clave de esta presencia está en la historia. Las parroquias marianistas en Madrid responden a la llamada que en 1965 hizo el entonces obispo don Casimiro Morcillo . Tal y como se puede leer en una placa del pórtico del templo fue el P. José María Ruiz Iñiguez, marianista, el primer párroco de esta iglesia. Los feligreses le agradecen «su incansable trabajo evangelizador y su ayuda constante a todos los necesitados».
Por lo tanto, y una vez más, un religioso que vive y trabaja como educador en una zona céntrica de Madrid que «no se olvida de los pobres». Comienza una andadura de servicio en las zonas, entonces marginales, acompañado de un grupo de alumnos. Ahí arranca una larga trayectoria de servicio y de propuesta educativa en un barrio que ha ido cambiando su fisonomía. De los tiempos iniciales de chavolas, gente humilde, casa bajas, vínculos de amistad y de comunidad, a un tiempo, el actual, de pisos de realojo, inmigración, multiculturalismo.
En la historia también hay otros personajes que no se deben olvidar y que han dejado huella. Son la madre Rosario, que creó el Colegio «María Reina», hoy atendido por las Hijas de Jesús, comunidad que trabaja en la zona y que colabora muy estrechamente con la parroquia. Y el Hermano José, que tenía madera de fundador y que levantó la residencia de ancianos San José y el Colegio Monserrat, hoy de la cooperativa Surco.
En el libro «La Parroquia. ¿Obra marianista?» , José Antonio Barbudo Escobar habla de las características históricas del carisma de las parroquias marianistas, que se palpa en esta de san Simón y san Judas. En primer lugar, una actitud de escucha, de aprendizaje. «El despacho parroquial y la vivienda marianista, además del mismo barrio, han sido lugares privilegiados de este aprendizaje de los marianistas en las parroquias, incluso me atrevería a decir lugares de auténtica conversión», palabras que ratifica con sus gestos y su mirada el Padre Lucio .
Comunidad joven
Las parroquias marianistas, en consonancia con el carisma de la Compañía de María y su espíritu fundacional, trabajan en la promoción cultural desde un espíritu de familia. La parroquia se entiende y se vive como comunidad cristiana que está en permanente construcción desde una entrega a la formación de los adultos y los jóvenes.
Destaca el grupo Scout Quetzal , que con sus actividades de escultismo ofrece una oferta educativa y de tiempo libres a los jóvenes. Y como no podía ser menos, Cáritas, con un grupo de voluntarios que atiende a las necesidades primarias de no pocas personas, también las de etnia gitana . Está el grupo de personas que visitan a los enfermos y a personas solas, sin olvidar las catequesis, también la de adultos y los grupos de formación en la fe. El culto divino y las oraciones comunitarias completan la actividad de una parroquia en un barrio reivindicativo que sabe de la fecunda presencia de la Iglesia.
Misas
L a V: 19.30 horas. Vísperas:20 h. Festivos: 9.30 y 12 h.