Parroquia de Nuestra Señora de los Apóstoles: los ecos de la vida de familia
En Moratalaz, un depósito de agua que se convierte en templo para una feligresía compuesta por generaciones de clases trabajadoras
Esta es la historia de un antiguo depósito de agua del Canal de Isabel II, inmenso como suelen ser los depósitos del líquido vital, que abastecía a todo un barrio. Un depósito que se convierte en templo, manantial de gracias divinas para una feligresía que siempre ha considerado a la parroquia como su segunda casa. En lo que se llama el torito de Moratalaz, distrito Vinateros-Moratalaz , en la calle Luis de Hoyos Sáinz, 94 bis, la parroquia de Nuestra Señora de los Apóstoles no pasa inadvertida en un entorno agradable con suficiente verde y espacios amplios. La vida digna de generaciones trabajadoras, con presencia de funcionarios, de miembros de la Guardia Civil y de la Policía que vivían en la zona.
En alto, la forma circular, el blanco de una fachada continua, ornamentada con frases de la Escritura y de los santos Padres, se puede considerar a este de Nuestra Señora de los Apóstoles como uno de los templos más curiosos de Madrid. El centro del templo es una gran columna. Ha hecho que el criterio sea la adaptación. La forma circular facilita la celebración comunitaria de la liturgia con dignidad y con austeridad estética. No busquemos grandes obras de arte, las imágenes son sencillas, vidrieras que ofrecen una impresión de recogimiento interior.
Algo más de cuarenta años desde que la parroquia comenzó a funcionar. En su historia han sido varios los párrocos, tal y como se les recuerda en una placa en la puerta del templo con motivo del XXX Aniversario: Álvaro Muñoz, Pedro Ruiz Salido, Efrén Lobo, Cándido Villarreal, Jesús Herrero, a los que hay que añadir Luis Melchor. Se percibe que esta parroquia existe un hondo sentido de agradecimiento por la entrega y el servicio de los sacerdotes. En la actualidad el párroco es el joven José Manuel Lozano Zazo, que hasta hace bien poco contaba con la ayuda de Fabio Jesús Loiza, destinado a otros menesteres. Ahora le ayuda el capellán del Colegio Tajamar Roberto Carbajo Carbajo. No hay ninguna comunidad de religiosos o religiosas en la zona.
En breve, pendiente de una serie de trámites administrativo, la parroquia tendrá el respiro de la construcción de un edificio en el que desarrollará su actividad parroquial, que no es pocas. Hasta hora han sido tres casetas de obra instaladas en un lateral las que han permitido las catequesis y las reuniones de grupos. Un acuerdo con la fundación Juan XXIII , dedicada a las personas con discapacidades y minusvalías, permitirá que se acreciente ese eje de atención y cuidado a los más necesitados. Los terrenos que rodean el templo, y lo protegen, se convertirán en una geografía del servicio.
La parroquia, en un barrio de clase media, en el que se conocen los vecinos, en el que los hijos han seguido viviendo en la zona, siempre ha sido muy familiar. Se palpa el espíritu de familia. Muestra de ello es la presencia de las diversas generaciones en las muy variadas actividades. Los grupos de la Acción Católica madrileña, los de matrimonios y familias jóvenes, los de chavales, las catequesis hasta el grupo de estudio de la Biblia, conforman un interesante mosaico de no pocos colores. Hay que añadir también una intensa vida espiritual, alentada entre otros por la Adoración Nocturna y por el Grupo del Sagrado Corazón. Son muy frecuentadas las sabatinas. El nivel de asistencia a la misa dominical es alto.
Un dato importante de esta parroquia es la presencia de la Hermandad del Rocío de Moratalaz, que tiene aquí su sede cultual. Esta Hermandad se ha destacado, durante la pandemia, por una intensa actividad solidaria. Han repartido, en los meses más duros, más de cien mil kilos de alimentos, en conexión permanente con la parroquia y los servicios sociales del Ayuntamiento. La Cáritas atiende a 60 familias para que puedan llegar a fin de mes y afrontar los pagos. La parroquia cuenta con una página web en proceso de construcción y con una sencilla publicación, «Ecos de la parroquia». Son los ecos de la vida de familia.