La pandemia revoluciona el mapa de la movilidad en el Metro

Un sistema informático permite al suburbano planificar la oferta de trenes en función del número de usuarios

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Una pasajera espera el metro en la estación, desértica, de Avenida de América Maya Balanya

C. B.

Bajar a los andenes de Metro ha dejado de ser la aventura que era antes, cuando las estaciones estaban repletas de pasajeros y los trenes iban, en muchas ocasiones, a rebosar. En las máquinas donde otrora la gente hacía cola para recargar el abono transporte ahora solo hay silencio, el mismo que se da en el interior de los vagones, utilizados únicamente para desplazamientos esenciales . El coronavirus ha transformado el mapa de movilidad del suburbano, que registra cifras equivalentes a las del 2008 con la crisis económica, con un promedio de 163.000 personas en día laborable, frente a los 2,5 millones que eran habituales antes de la llegada del patógeno.

Los sábados, domingos y festivos, no se quedan atrás. Hasta ahora acumulaban más de un millón de pasajeros, pero los datos han descendido hasta los 100.000 y 70.000, respectivamente, una caída que comenzó cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid decidió suspender las clases, el 11 de marzo, con una bajada de pasajeros del 43,1%, que se acentuó cuando entró en vigor el estado de alarma, tres días después. Desde entonces, la media respecto a hace un año ha bajado un 90% .

Metro ha tenido que actualizarse desde el inicio de la crisis sanitaria para poder adecuar la oferta de trenes a la demanda . La herramienta informática Visum permite a los responsables de la red analizar y prever los flujos de viajeros y las nuevas necesidades de movilidad. Para estimar los desplazamientos, en función del origen y el destino de cada uno, utiliza los datos anónimos que se recogen al validar el título de transporte. «Permite hacer una estimación del uso de las líneas por día y franjas horarias para programar de manera muy precisa la oferta de trenes, y también para analizar la movilidad dentro de las estaciones», explica el consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras, Ángel Garrido , a ABC: «Todo esto ha sido esencial para tomar decisiones, casi en tiempo real, en estas últimas semanas con un objetivo claro: poder seguir garantizando la movilidad necesaria y, a la vez, ofrecer la máxima seguridad a trabajadores y usuarios».

En este sentido, Sol ha dejado de encabezar la clasificación de estaciones más utilizadas –con un 59% menos de viajeros tan solo en marzo–, un puesto que han pasado a ocupar Moncloa, Plaza de Castilla y Nuevos Ministerios. La primera de ellas, que da servicio a la Fundación Jiménez Díaz, está recibiendo 4.900 viajeros diarios frente a los 74.200 que registraba antes de la pandemia . Los movimientos del personal sanitario han modulado la rutina bajo el suelo madrileño. Por ejemplo, la estación Hospital 12 de Octubre ha subido 110 puestos en la parrilla (ahora en el 15), y Begoña (en el 9) y O’Donnell (en el 13), junto a La Paz y el Gregorio Marañón, más de veinte. Los trayectos habituales también se han modificado, tanto que algunos como Chamartín-Begoña o Méndez Álvaro-O’Donnell están ahora entre los cinco más requeridos. La línea 6 y la 1 se mantienen como las más empleadas, con 26,4 y 10,2 millones menos de viajeros, respectivamente, en comparación con 2019.

En cuanto a los tramos horarios , tal y como indican fuentes del suburbano, la mayor afluencia tiene lugar entre las 7 y las 8 de la mañana y las 14 y 15 horas, coincidiendo «con los turnos de entrada y salida del personal de los hospitales. La hora punta de la tarde se ha diluido y la de la mañana empieza media hora antes de lo normal».

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