El palacio en el que «La Chata» vivió y desde donde partió hacia el exilio

La Infanta Isabel de Borbón vivió en el Palacio de Quintana entre 1902 y 1931. Allí recibió a nobles, artistas y gentes que solicitaban sus favores. Adquirido por el Ejército del Aire, desde hace décadas está ocupado por el Cuartel General del Mando Aéreo General

La Chata vivió en el Palacio de Quintana entre 1902 y 1931 BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

En el palacio de Quintana vivió doña Isabel de Borbón y Borbón, hija de Isabel II, más conocida como «La Chata» por su nariz, la infanta más querida de Madrid que dio nombre a la calle Princesa. A él llegó en 1902 , ya viuda, y en él permaneció hasta 1931, cuando se proclamó la República. A pesar de tener el permiso del Gobierno para permanecer en España optó por irse con su familia al exilio falleciendo en París pocos días después de su partida. Desde este palacio se despidió de su país y de su pueblo, que tanto la quiso.  

El edificio está ocupado desde 1942 por el Cuartel General del Mando Aéreo General (CGMAGEN) tras ser adquirido por el Ejército del Aire. «Se utiliza como oficinas y se hace un gran esfuerzo para mantenerlo muy bien», afirma a ABC el general Clavero. Construido en 1868 por el arquitecto José de Cerrajería y Gallo de Alcántara, conde de Cerrajería , que allí vivió con su esposa. « La infanta lo compró en 1900 y lo derrumbó casi todo para poder incluir agua caliente, electricidad, calefacción...los signos de distinción», explica a ABC Alicia Ballesteros Molina, secretaria particular del general Clavero. Esta casa se construyó en la primera fase del barrio de Argüelles, una iniciativa de la reina Isabel, «un barrio residencial que estaba a la vez cerca y lejos de Palacio», añade. Fue reformado por el arquitecto mayor de la Casa Real, Enrique Repullés , decorado por los mejores artistas del momento, como José Garnelo o Mariano Benlliure. «La Infanta pidió que todos los maestros que trabajasen con ella fueran españoles », puntualiza la secretaria. Detalles que hacía que se la quisiera más.

Mural en el recibidor que representa la proclamación de los Reyes Católicos BELÉN RODRIGO

La entrada principal estaba en la calle Quintana y contaba con dos fachadas, la de la calle Tutor y la de Martín de los Heros, ambas rodeadas de zonas ajardinadas. En el recibidor se encuentra un mural que ocupa toda su extensión y representa la proclamación de los Reyes Católicos , llamado Las Alegrías y pintado por José Garnelo y Alda. En el techo, «decoración de escayola imitando maderas nobles con el escudo imperial de la casa de los Austrias», apunta Alicia Ballesteros. Un vestíbulo que da acceso a la escalera principal que en un principio era de mármol pero que La Chata quiso hacer de madera de Cuba, «aplanando y ensanchando los escalones para las mujeres y sus largos vestidos», añade. El techo de la escalera fue pintado por Mariano Benlliure. Uno de los espacios muy apreciados por la Infanta, en la planta baja, era el llamado Teatrillo , donde la Familia Real acudía con asiduidad. Incluso en ocasiones «eran ellos los actores que representaran alguna obra de manera más íntima». El techo es de Juan Comba y representa la evolución histórica del teatro español de los siglos XVII, XVIII y XIX.

Punto de encuentro con la nobleza y el pueblo

Antes de subir al pimer piso se puede apreciar el espacio en el que en su día hubo un ascensor, conservando todavía los botones en la pared. «Bajó por él cuando ser marchó al exilio; en el patio le esperaba una ambulancia de la Cruz Roja», cuenta la secretaria. Isabel de Borbón recibió desde el primer momento y de manera constante a nobles, personajes de la cultura y gentes de todo tipo que solicitaban de sus favores . Son muchas las salas y dependencias utilizadas por la Infanta en este palacio en el que vivió con sus doncellas. Existía un salón que utilizaba como despacho y para recibir dichas visitas, decorada con una lámpara de la Granja. Junto a la sacristía y el oratorio es una de las tres estancias que no sufrieron reformas y mantiene el aspecto de construcción del conde de Cerrajería. Por ello la pintura del techo es anterior a las pinturas de las otras estancias, de autoría anónima, «se cree que en su elaboración intervinieron diversas personas», informa Alicia Ballesteros.

La Chata eligió maestros españoles para decorar las estancias del palacio BELÉN RODRIGO

El salón imper io , actual secretaría del General Jefe del Mando, se conoce como el saloncito verde por el tapizado que tenían sus paredes y daba paso al salón del trono. La lámpara de la estancia es la originaria, también de la fábrica de La Granja y la pintura del techo es obra de Juan Antonio Benlliure. El salón de recepciones, conocido también como salón blanco, estuvo en su día tapizado en blanco y dorado. «Se entiende que de forma oficial no hubo bailes por su condición de viuda », explica la secretaria particular del general Clavero. Pero sí se celebraron reuniones y cócteles con la presencia de muchos artistas. Ocupa el techo la pintura de la sala titulada «Las 24 horas de una mujer», obra de Emilio Sala, haciendo alusión a las actividades realizadas por la Infanta. En esta estancia se entregan ahora las condecoraciones y se celebran las tomas de posesiones.

La sala de música era la estancia favorita de la Infanta, obra de los tres hermanos Benlliure , «la única en la que participan juntos», matiza Ballesteros. Hoy sala de reuniones, en este espacio se celebraban veladas musicales 2 ó 3 veces por semana y entre los asistentes más asiduos estaba la reina María Cristina. Sobre la chimenea se pueden ver retratos de los c uatro músicos preferidos de la Chata: Liszt, Lully, Strauss y Wagner. «Cuenta la leyenda que detrás de cada cuadro estaba la partitura que más le gustaba a la Infanta», comenta la secretaria. Y en la sala de correspondencia es donde se encontraba la única foto del marido.

La sala de música era la estancia preferida de la Infanta en donde se celebraban veladas musicales BELÉN RODRIGO

En el antiguo comedor es donde cayó un proyectil durante la Guerra Civil destrozando el techo y perforando el suelo. Fue reconstruido, aunque no restaurado. El techo originario era de estilo pompeyano con escayola pintada en imitación a madera, igual que el recibidor. El palacio cuenta con un bonito oratorio , una copia de la capilla gótica de Santiago de la Catedral de Toledo . «Lo encontró en un anticuario de Francia y había pertenecido a Francisco de Asís, padre reconocido de la Infanta», explica Alicia Ballesteros. La vidriera original se perdió y se puso una con la imagen de la Virgen del Loreto. Se sabe que en los años que vivió la Infanta estaba en el altar una figura de la Inmaculada y en la actualidad es una de la Virgen de Guadalupe adquirida por el Ejército del Aire.

Mando Aéreo General

«Somos el mando orgánico de todas las unidades de la Península y Baleares. Llevamos todas las infraestructuras, el personal, damos apoyo a las unidades para que realicen su cometido», explica a ABC el general Clavero. Este mando cuenta con un equipo de 150 personas aunque solo 20 está físicamente en el palacio, la parte de asesoría jurídica, la secretaría del Estado Mayor y las dos jefaturas de los dos generales.  En la misma manzana se encuentran otros dos edificios, donde estaban las caballerizas, y donde trabaja el resto de personal. No reciben visitas , solo algunas muy restringidas, y tratan de mantener lo mejor posible este espacio , en mucho mejor estado que si estuviese cerrado. Una de las últimas adquisiciones ha sido una copia de la imagen de Isabel de Borbón, adolescente, que está en el Palacio Real . Una imagen que recuerda algo que es evidente, la huella que dejó la Chata en esta casa.

Altar del oratorio con la imagen de la Virgen de Guadalupe BELÉN RODRIGO
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