Ortega y Gasset prepara su reestreno de lujo

La calle donde se codean las marcas faraónicas, en obras desde hace meses, pretende recuperar las cifras prepandémicas y al cliente internacional

La asociación Madrid Luxury District ya ha planeado dos eventos exquisitos a partir del verano

La calle de José Ortega y Gasset, en obras desde hace meses JOSÉ RAMÓN LADRA

Cris de Quiroga

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Al principio hubo palacetes y casas señoriales. Un barrio burgués de Madrid, uno de tantos que proliferaron en el siglo XIX en las grandes ciudades, que en la década de los 90 trasladó el aire aristocrático de sus fachadas a los comercios. En 1955 adoptó su nombre actual, el de José Ortega y Gasset ; hasta la muerte del filósofo era sencillamente Lista. La 'calle del listo', la bautizaron entonces los madrileños. Dos décadas después de su primera explosión de opulencia, dos años después de la pandemia que la silenció , Ortega y Gasset está patas arriba. Hasta su reestreno, programado para este mismo verano .

«Me encanta esta tienda, es estupenda», confesaba este martes al mediodía Barry Cire, un canadiense de 59 años afincado en el barrio madrileño de Valdebebas, que de cuando en cuando visita Ortega y Gasset para aprovisionarse. Salió de Lavinia , la tienda de vinos más exclusiva de la ciudad , con tres botellas de Marqués de Riscal. En los próximos días se marcha a Camerún, donde trabaja para varias empresas petroleras, y ni el tráfico imposible ni las engorrosas obras le privaron de preparar una buena cena de despedida con su mujer. «Ya hay gente por la calle, gente con ganas de celebrar, y el vino forma parte de todo eso, en un país como España que vive en torno a la mesa», confirmaba en el interior del local el director de Lavinia en España, Juan Manuel Bellver.

El director de Lavinia en España, Juan Manuel Bellver

El lujo madrileño todavía está en obras . Los operarios se afanan desde hace meses en los márgenes del tráfico de Ortega y Gasset, flanqueada por vallas y aceras abiertas, a las puertas de las tiendas más exclusivas de la capital. El próximo mes de julio, árboles, adoquines y baldosas plateadas de granito adornarán la vía de Dior, Rolex, Dolce & Gabbana, Gucci, la sastrería Muñoz... Y la asociación Madrid Luxury District , fundada hace cuatro años para promover la excelencia en la zona, ya ha planeado su regreso. «Vamos a inaugurar la calle con alegría, con ilusión», aseguró este martes la abogada y socia fundadora de Madrid Luxury District, Inmaculada Pérez, en uno de los salones del hotel Rosewood Villa Magna, el punto de partida de esos 700 metros de opulencia.

Por ahora, Madrid Luxury District ha marcado dos eventos en el calendario. El primero, una exposición de arte al aire libre (la segunda edición que organiza la asociación), a principios de septiembre, donde lucirán esculturas de Botero, Rafal Barrios o Dani Karavan a lo largo de la vía acicalada, que los trabajos municipales pretenden convertir en una extensión de la calle de Serrano. «El objetivo es atraer al turista de calidad y dar a conocer esta parte de la ciudad como en otras grandes ciudades, como la Bond Street de Londres», explicó Pérez, en uno de los bonitos salones del hotel de cinco estrellas. La segunda cita, a finales de este año, será un exquisito mercadillo navideño .

En ocasiones, la asociación ha decorado con flores las esquinas de la calle, pero la belleza de Ortega y Gasset se custodia al otro lado de sus escaparates. Uno de los últimos en desplegarse, hace solo quince días, es el de Jaeger-LeCoultre , «la relojería de los relojeros», aseveran desde la marca. Las piezas de estética art déco descansan impecables tras las vitrinas, con precios que oscilan entre los 5.500 euros y, el más prohibitivo, millón y medio de euros. Desde el Jaeger 101, el más pequeño del mundo, que lució la reina Isabel II durante su coronación, hasta relojes de mesa de movimiento perpetuo, obras de ingeniería que transforman la variación de un grado de temperatura en dos días de tiempo.

El 'boom' de lo exclusivo

El arranque de la 'boutique', un sábado en pleno puente de Semana Santa, fue prometedor. «Ha sido una sorpresa absoluta, con mucho tráfico de gente, y venta y venta y venta», comentan en Jaeger-LeCoultre. De lunes a jueves, las compras pertenecen a los locales; a partir del viernes, los turistas mandan. La tienda, que apenas ha empezado a rodar, se perfila como un rincón donde generar experiencias, con un espacio íntimo en el que impartir cursos de relojería o conectar en vivo con la manufactura. Todavía no manejan cifras, tan solo impresiones: el cliente asiático no se ha recuperado después de la crisis sanitaria , pero el latinoamericano ha suplido su vacío.

La boutique de la relojería Jaeger-LeCoultre abrió hace quince días JOSÉ RAMÓN LADRA

En la presentación de Madrid Luxury District se codearon los responsables de algunas de las marcas faraónicas que gobiernan Ortega y Gasset, los 14 miembros de la asociación . Un círculo exclusivo —entre otros, Bulgari, Cartier, Jimmy Choo, Lavinia, Panerai, Tiffany & Co— que este martes se deshizo en halagos a Madrid y a su calle aristocrática. «Hay un 'boom' general, Madrid está en crecimiento». «Es el sitio donde todo el mundo quiere venir». «Además es un comercio cómodo, fuera de la almendra central». «Londres o París están a punto de convertirse en el Disneylandia del lujo, pero en nuestro barrio sigue viviendo gente, sigue habiendo panaderías, quioscos…», zanjó Juan Manuel Bellver, también vicepresidente de Madrid Luxury District.

Las hileras e hileras de botellas de Lavinia, las más codiciadas (que alcanzan cifras de cuatro ceros) guardadas bajo llave, se desplegaron en Ortega y Gasset en 1999. «Hemos sobrevivido a varias crisis, ahora estamos a punto de recuperar las cifras de ventas de 2019 », afirma Bellver, periodista durante 16 años y vecino de Ortega y Gasset desde hace cuatro décadas. Lavinia cuenta con otras tiendas y una de ellas, en París, ocupa el inmueble en el que los novelistas Marcel Proust y Victor Hugo bebían en busca de inspiración. Sin embargo, es el local madrileño el que proporciona más de la mitad de la facturación anual del grupo, que asciende a unos 12 millones de euros.

Con el virus y el confinamiento, las ventas cayeron hasta un 30% en la calle del lujo , una bofetada en una zona de alquileres estratosféricos. Aún así, no hubo cierres. «Lo más importante es que el cliente local se ha mantenido fiel», celebró este martes la presidenta de Madrid Luxury District y directora de Bulgari, Estefanía Bascuñana. Un comprador autóctono, no obstante, más comedido que el extranjero. El desafío de Ortega y Gasset, en los próximos meses, es seducir al segundo de nuevo.

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