Once productos «made in Madrid» tienen ya la ecoetiqueta de la UE
La distinción europea promueve artículos que no sean nocivos para el medio ambiente
No es lo mismo pintar la fachada con un producto con más dióxido de titanio o utilizar un limpiador para el horno cargado de compuestos volátiles que dañan la capa de ozono que hacerlo con otros similares, pero fabricados de manera que su impacto ambiental sea menos dañino. Pero, ¿cómo saber esto cuando uno va al supermercado o a la ferretería? La Unión Europea (UE) inventó para identificarlos un distintivo, la «ecoetiqueta» o etiqueta ecológica, que ahora tienen casi una docena de productos «made in Madrid».
«Hasta la fecha se han entregado once de estas etiquetas ecológicas», explica Luis del Olmo, director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid . La principal ventaja de contar con ella, asegura Del Olmo, es que «hay un público objetivo comprometido con este tipo de productos con etiqueta, dispuesto a comprarlos aunque sea más caro. Igual que la gente que elige vidrio en lugar de plástico », señala.
Hace poco menos de un mes, la consejería de Medio Ambiente, que dirige Carlos Izquierdo , hizo entrega de la última de estas ecoetiquetas, concedida a una empresa con nombre alemán pero responsables españoles: Chemische Lösungen. Su producto «Ecolösung» significa «solución ecológica» y se trata de una gama de pinturas y barnices de interior y exterior. La primera en contar con la etiqueta en Madrid fue Landecolor, una fábrica de pinturas situada en Ajalvir . A ella se le han ido uniendo otras siete y entre ellas se reparten el total, que se aplican a 75 productos diferentes de pintura, barnices, aceites lubricantes, detergentes lavavajillas a mano, productos de limpieza de uso general y cocinas y baños.
Detergentes y pinturas
Los distintivos de producción ecológica surgieron en la UE hace nada menos que 25 años. Desde entonces, se han certificado en el viejo continente más de 38.700 productos y servicios diferentes. A la Comunidad llegaron hace sólo unos años y se están desarrollando, reconocen en la consejería, con cierta lentitud. «Se implanta muy despacio» , confiesa Del Olmo.
Para conseguirla, lo primero es definir los criterios para que un producto tenga etiqueta ecológica. Por ejemplo, no superar unos determinados porcentajes de dióxido de titanio -un probado cancerígeno- en su composición; no contar en su fórmula con compuestos volátiles que «van directamente a la capa de ozono» ; o superar determinadas pruebas de resistencia al agua o adherencia.
Estos criterios los fija la UE y la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno regional es la que se encarga de verificar que se cumplen antes de conceder el distintivo. Una vez se comprueba, se entrega la ecoetiqueta y la empresa la puede usar, como logotipo, para informar a los consumidores sobre las ventajas de estos productos y las mejoras que entraña su consumo. De este modo, el distintivo es reconocido por la sociedad como sello de calidad y de buenas prácticas ambientales.
Ayuda en los concursos
Contar con la etiqueta medioambiental es además un aliciente para las empresas a la hora de conseguir ser adjudicatarias de concursos públicos, recuerda Del Olmo: «Es interesante sacarlo, porque son servicios que se contratan con todas las administraciones».
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