Curiosidades de Madrid
El Obama «mochilero» que se enamoró de la Plaza Mayor de Madrid
El presidente de Estados Unidos, que visita la capital esta semana, hizo el mismo viaje cuando era un veinteañero
Barack Obama llega mañana a Madrid en la siguiente parada de su gira por España, tras pasar por Sevilla y la base militar de Rota, en Cádiz. La expectación es máxima dada la novedad del viaje, pero lo cierto es que el presidente de Estados Unidos ya estuvo en la capital, con una consideración antagónica, cuando no era más que un joven anónimo y desconocido. Los recuerdos que guarda de esos días, según ha reconocido, dibujan un Madrid imponente ante el visitante , natural y bello.
Aún no se había formado en Harvard y, por supuesto, no imaginaba que se iba a convertir en un icono cuando pisó España por primera vez. Como ahora, Obama visitó varias ciudades . Entonces lo hizo como «mochilero» y cada detalle de la cultura española caló profundamente en su forma de ver las cosas. Fue a finales de los 80, cuando apenas había cumplido 25 años. El presidente norteamericano dio cuenta de este viaje en su libro «Los Sueños de mi padre: Una historia de raza y herencia» , publicado en 1995, solo un año antes de que fuese elegido senador en Illinois, comienzo de su fulgurante carrera política. En su escrito narra su paso por Barcelona y Madrid, cómo viajo de una ciudad a otra, cómo entabló contacto con quienes se cruzaron en su camino y cómo cada detalle, por simple que fuese, enriqueció su visita y su perspectiva.
Su relato recoge varios pasajes que centraron especialmente su atención. Habla de una amistad con un inmigrante senegalés y de cómo unos hombres «bebían vino en unos vasos pequeños y sucios» . Sin embargo, lo que parece destacar sobre el resto es la estampa de la Plaza Mayor , atractivo incondicional de la capital durante cuatro siglos. «Crucé la Plaza "Mejor", con sus sombras de De Chirico y gorriones arremolinándose en sus cielos de cobalto». De su apunte de «Mejor» en lugar de «Mayor», así como su visión pictórica de sus balcones y torres, o el aire puro de los pájaros sobre una construcción centenaria, se reconoce el impacto que la plaza tuvo en Obama. No se sabe si se prometió volver, pero es un hecho.
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