IGLESIAS DE MADRID
Nuestra Señora de Sonsoles: Los sacerdotes Operarios del Reino de Cristo en el barrio Quintana
El actual templo se inauguró por el cardenal Tarancón el 13 de noviembre de 1977
Entre las empinadas calles del Barrio Quintana, a medio camino de El Carmen y Pueblo Nuevo, en la calle Timoteo Domingo, 38, está la parroquia Nuestra Señora de Sonsoles . Y está aunque no se la vea. Está, como templo, en los bajos de un edificio. No parece posible que esa comunidad albergue un templo de esas características, un templo amplio y espacioso, que tiene sabor carmelitano, sencillo, digno, de color de tierra fecunda de esperanza. Un templo cargado de imágenes que alientan una devoción popular que hace posible la vitalidad de una parroquia que se llena cada domingo en cada una de las misas.
Fue en el año 1965 cuando el arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo, solicitó a los Padres Carmelitas que se hicieran cargo de una parroquia, entonces en pura periferia, que se erigió por decreto en junio de 1965. El 13 de noviembre de 1966, el entonces obispo auxiliar, monseñor Maximino Romero de Lema, inauguraba un bajo en la calle Carolina Coronado, 22. A sugerencia de un párroco vecino, Cesáreo Barros, la parroquia lleva el nombre de la patrona de Ávila. La mayordomía de la Virgen de Sonsoles de Ávila regaló entonces el cuadro de la Virgen de Sonsoles, pintado en 1944, que ahora está en la pared lateral de la parroquia. Hay una placa conmemorativa de la historia en el dintel superior del acceso a los locales que reza así: «Este complejo parroquial Nuestra Señora de Sonsoles se construyó siendo arzobispo de Madrid don Casimiro Morcillo en memoria de Doña Matilde Jiménez Recuero. Rogad por ella. 30 de julio de 1968». Como cuenta María Pilar Herrero García en su breve historia de la parroquia, el actual templo se inauguró por el cardenal Tarancón el 13 de noviembre de 1977 .
En la vida de esta comunidad hay dos momentos claves. El primero, los inicios y el período de presencia de los PP. Carmelitas. Y el segundo, la llegada de los sacerdotes Operarios del Reino de Cristo. La Confraternidad Sacerdotal Operarios del Reino de Cristo (C.O.R.C) es una sociedad de vida apostólica fundada por el Padre Enrique Amezcua Medina el 12 de septiembre de 1963 en la ciudad de México. Tiene una importante presencia en la diócesis de Toledo. Llegó a esta parroquia el 19 de noviembre de 2011 con la toma de posesión del P. Eusebio González Hernández . Hay que destacar la profunda formación en la teología del sacerdocio y en la doctrina de la Iglesia de los miembros de esta institución, que están al servicio de los obispos en las misiones que se les encomienden. El 13 de septiembre de 2015 tomó posesión el actual párroco, Clemente Ayuca, en una ceremonia presidida por el entonces Vicario Episcopal, José Cobo Cano . Un párroco activo y entregado a la comunidad.
La vida de esta parroquia, en medio de un barrio en el que la feligresía es mayor, gira en torno a la idea de formar una familia . La entrega, generosidad y colaboración de los fieles hacen posible una gran actividad parroquial que comprende los grupos de Legión de María, dos Comunidades Carismáticas, la Cofradía del Carmen, la Cofradía del Sagrado Corazón, las catequesis de iniciación cristiana, el grupo de personas que atienden el templo, la atención a los enfermos, los coros de las misas de 12, 13 horas de los domingos y el grupo de jóvenes. Hasta la pandemia la parroquia contaba con un Salón de Ancianos, que ahora proyecta su esperada apertura.
Y como no podía ser menos en un barrio en el que no es menor la presencia de inmigrantes, mayoritariamente procedentes de Hispanoamérica, Cáritas atiende a 80 familias en lo referido a los alimentos que se distribuyen el primer y tercer jueves de mes. No hace mucho tiempo, en los momentos más duros de la pandemia, Cáritas atendió a 130 familias. Antes de la pandemia existía un ropero parroquial. Los siete voluntarios que trabajan en esta larga mano de la caridad con los más pobres y necesitados están haciendo lo posible para que su misión no se limite solo a la entrega de alimentos. La caridad, que nace del Corazón de Cristo, hace posible también como un encuentro personal con Él. Un encuentro que cambia la vida, respetando la pertenencia religiosa de cada una de las personas que se acercan a Cáritas, en una zona en la que también proliferan las iglesias evangélicas.
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