Cartas a la alcaldesa

La musa

La bici en Madrid era un poco o un mucho extranjera hasta que usted, alcaldesa, le ha dado empadronamiento

Un ciclista, en el centro de la capital José Ramón Ladra

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La bicicleta es la novia del lugar, está claro, alcaldesa, l a bicicleta es la musa de las reformas . Lo vamos viendo por sus iniciativas, en general, que ya incluyen a menudo el patín, o el patinete, esa miniatura de sobrino de la bicicleta. Pero la jefa es la bicicleta. Uno, sinceramente, en la bicicleta madrileña ha visto un virtuosismo de engorro para el tráfico, y a menudo un riesgo, incluso, para el usuario, salvo que exista un carril en condiciones, a propósito. Pero Madrid es ciudad caprichosa de cuestas, y la bici suele ir por carril contrario, porque a veces no hay carril, entre otras cosas. La bici es un peatón para el camión, y un artefacto diabólico para el peatón.

La bici, en Madrid , era un poco o un mucho extranjera, hasta que usted, alcaldesa, le ha dado empadronamiento, o sea, aparcamiento, y un itinerario para ir tirando. El itinerario a veces se interrumpe, o se comparte, pero ahí está. De modo que Madrid está quedando poco a poco muy fino para el uso de la bici, pero según la zona. Ahora vemos que va a empezar enseguida la remodelación de la Plaza de España , que es un enclave de maravilla donde se cierra o se abre la nueva Gran Vía. Más allá de que la remodelación contempla una armonía de vegetación y comercios, se prevé un carril bici que conecte Madrid Río con la citada Gran Vía.

A uno el alarde le parece entre bien y muy bien, así de arranque, pero sospecho yo que el trayecto va a ser una larga amenidad de rampas, porque entre la Plaza de España y Madrid Río hay un precipicio, o casi. Esta remodelación a la vista de la Plaza de España cumplirá tras el concurso de varios proyectos, que quedaron estudiados, y luego descartados, hasta el que venció, titulado «Welcome Mother Nature», que es el proyecto que mejor ataba una mitad de parque y otra mitad de gran plaza. O sea, el que comprende mejor que ya no hay Madrid sin bicicleta. Esperemos que el vecindario y los transeúntes queden contentos. Los ciclistas, seguro.

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