Muerte en sesión continua

En tu barrio también había una sala, y en el mío, donde murió la madre de Bambi, acabó palmando el proyector a manos de un bingo traicionero

Taquilla de los Cines Paz, en Madrid Isabel Permuy
Federico Marín Bellón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Hubo un tiempo en el que podías ver tres películas por veinte duros. Los jóvenes escuchan ahora la palabra cinestudio y se imaginan lo que no fue, aunque tampoco sabrán lo que era la sesión continua ni, ya puestos, lo que valían veinte duros . Había títulos que duraban un año en cartel y espectadores que podían pagar la misma entrada una y otra semana, hasta aprenderse los diálogos. En tu barrio también había una sala, y en el mío, donde murió la madre de Bambi, acabó palmando el proyector a manos de un bingo traicionero.

Batallitas.

Los villanos cambian —supermercados, discotecas, tiendas de ropa, gimnasios, casas de apuestas, políticos…— y la competencia se multiplica, pero la víctima siempre es la misma. Lo increíble es que se ven más películas que nunca, aunque sea en pantallas minúsculas . Que no se nos olvide este dato. A los supervivientes no les queda más remedio que cambiar de estrategia o liquidar los restos en el mercado inmobiliario.

El cine no se muere, lo que agoniza son las ganas de ir a verlo en según qué condiciones. No sé si se puede aprender del entierro de los videoclubes . Puede que mejorar nuestra educación y la de los que se sientan al lado sea una batalla perdida . Es posible que el sistema de ventanas de exhibición haya quedado obsoleto...

Algún empresario ha probado los cines de lujo , quizá mal entendido. Otros pocos han recuperado el invento americano de los autocines. Hay promociones de todo tipo, días del espectador y programas de fidelidad más o menos eficaces. Igual todo es cuestión de tamaño: el número de salas es inversamente proporcional al de las pulgadas de un televisor medio y algunos salvaron el negocio troceándolo. Si es por números, hagan cuentas y salven el ritual, porque no hay nada como reír en comunión o llorar en compañía. Si es preciso, recuperen hasta la fila de los mancos.

Y hablando de lagrimitas . Si cada vez que las derramamos por un cine recién muerto pagáramos la entrada en cualquiera de los que subsisten, otro acomodador cantaría.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación