Muerte en la mansión de Boadilla: los ladrones solo se llevaron 1.000 euros y joyas
La mujer del hombre chino asesinado en el robo declaró que la banda la podrían conformar españoles
La Guardia Civil continúa con las pesquisas en torno al robo en la mansión de Boadilla que acabó con la muerte de su propietario , un ciudadano chino de 44 años que trabajaba en el polígono Cobo Calleja (Fuenlabrada). Como ha venido informando este periódico, los agentes han esperado a que la mujer del finado, que también fue víctima del robo, se recuperara anímicamente para poder prestar declaración sobre lo sucedido.
Finalmente, pudo hacerlo el miércoles por la tarde, aunque solo durante un breve rato, porque pronto se vino abajo. Según ha podido saber ABC, confirmó que eran cuatro las personas encapuchadas que entraron en la vivienda a primera hora de la madrugada del martes. Sospecha, además, que podrían ser españoles, aunque no lo pudo manifestar de manera totalmente certera, indicaron fuentes de la investigación.
Es dato, por lo tanto, no sirve mucho a los integrantes del Instituto Armado, pues la propia mujer no habla nuestro idioma . De hecho, el único que se manejaba, más o menos, con el español era el fallecido y con su esposa han tenido que echar mano de un intérprete, confirmaron nuestros informantes.
No había caja fuerte
Sobre si finalmente el robo fue consumado, la respuesta fue positiva: se llevaron alrededor de 1.000 euros en efectivo que había en la casa y varias joyas. Y también ratificó lo que sospechaba la Guardia Civil tras la primera inspección ocular del domicilio: que la familia carece de caja fuerte , como ya apuntó ayer este diario.
También ha trascendido ya algunos detalles de la autopsia. Por ejemplo, que la herida que presentaba en el cráneo y que le provocó horas después la muerte no pudo ser ocasionada con la culata de un arma de fuego, como se dijo en un principio; sino que se corresponde más a una lesión provocada con un instrumento de mayor longitud.
Además, la familia asegura que el fallecido no era empresario, sino un mero empleado del polígono Cobo Calleja. Este extremo, sin embargo, no es del todo creíble , habida cuenta del altísimo nivel de vida que manejaba. La vivienda donde ocurrieron los hechos se encuentra en la exclusiva urbanización Pino Centinela, cuenta con una gran piscina y pista de pádel propias. Su valor en el mercado ronda los dos millones de euros.
Lo que tienen seguro los agentes de Homicidios de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid es que los criminales llegaron en, al menos, un vehículo, por la M-516, y que penetraron en la enorme parcela desde esa carretera, saltando el perímetro. Luego, forzaron una ventana que da al saloncito que hay junto a la cocina y, desde ella, entraron en la vivienda.
Sorprendieron a los moradores (el matrimonio, su hijo de 14 años , otro que es un bebé y la asistenta) durmiendo. Los intimidaron, amordazaron y llevaron al salón. En esa primera inspección ocular no se hallaron restos de sangre ni tampoco de arrastre. Los investigadores creen que «el asunto se les fue de las manos» y que, en principio, no utilizaron gran violencia, pese al golpe mortal.
Ahora, los agentes están preparados para visionar las cámaras de videovigilancia de la urbanización y de las carreteras de la zona, en busca de pistas que conduzcan a los autores de este suceso.
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