La montaña de los gatos de El Retiro, el castillo donde Isabel II vigilaba a los carlistas

La Reina fue la última soberana que disfrutó del parque bajo su propiedad; tras la «Revolución de Septiembre», la Corona lo cedió al Ayuntamiento

Una de las imágenes del castillo, ya derruido, en 1915

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El parque de El Retiro es un testigo silencioso de la historia de España desde que se fundó en pleno Siglo de Oro. Tanto es así que cuentan las crónicas de la época que Isabel II solía subir al «tintero», el palacete construido por su padre en la «montaña de los gatos» , para visualizar los movimientos de las tropas carlistas en las sucesivas contiendas que se desataron para arrebatarle el trono. El palacio, ya desparecido por las distintas guerras que dejaron el parque como un campo de batalla, resistió hasta principios del siglo XX, como reflejan las revistas que conserva la hemeroteca municipal.

La Montaña Artificial es junto con la Casa del Contrabandista, donde en la actualidad se sitúa la discoteca Florida Retiro, y la antigua Casa de Fieras, reconvertida ahora en biblioteca, uno de los tres «caprichos» que Fernando VII ordenó erigir en el «Reservado» de El Retiro.

Estas pequeñas construcciones, que en el caso de El Retiro fueron diseñadas por el arquitecto Isidro González Velázquez, se pusieron de moda en el siglo XVIII. El monarca se inspiró para encargar estas construcciones en el modelo marcado del «Pequeño Trianón» del Palacio de Versalles, erigido bajo el reinado de Luis XV.

Este palacete se usaba con asiduidad como observatorio y como mirador privado de los monarcas . «Las vistas desde allí, en aquella época, que no había construcciones alrededor, eran espectaculares: se podía ver casi toda la provincia», relata a este diario el secretario general de la asociación de Amigos del los Jardines del Buen Retiro, Ignacio Bazarra.

Cesión a los madrileños

Durante 235 años, desde 1633 hasta 1868, fue de uso exclusivo de la Familia Real. Pero desde el siglo XIX la apertura del parque a los ciudadanos fue ganando terreno hasta que la cesión a los madrileños fue ya definitiva. La Reina «de los tristes destinos» fue la última en poder disfrutar del parque en privado. La Revolución de 1868 expulsó a Isabel II de España , escogió como Rey a Amadeo de Saboya y terminó derivando en una efímera República. En ese breve período, es cuando el Estado cedió al Ayuntamiento de Madrid el parque. En concreto, el 8 de noviembre de 1868.

Un decreto del ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, otorgó la propiedad al Ayuntamiento, siendo alcalde Nicolás María Rivero. El Retiro es renombrado oficialmente «Parque de Madrid» y así figura aún hoy en alguna de las puertas de acceso.

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