Las mayas vuelven a sus altares floridos tras el parón del Covid-19
Colmenar Viejo y El Molar recuperan esta tradición, que también se ve en la capital
Muy jóvenes, casi niñas, orladas con una corona de flores y subidas a un altar cuajado de capullos multicolores. Serias, sin una sonrisa, mirando al frente, a algo que los demás no pueden ver. Así son las mayas, representaciones vivas de la primavera que este año, tras el parón de la pandemia, volverán a verse en la Comunidad de Madrid coincidiendo con sus fiestas del Dos de Mayo.
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El espectáculo, vistoso e impactante, ha sido algo habitual en la calle Salitre y otras de Lavapiés desde 1988, en que se recuperó esta antigua tradición. Este año, con la llegada de mayo, podrá verse de nuevo en Colmenar Viejo, y también en la localidad de El Molar.
Fertilidad de la naturaleza
Las mayas, púberes en ese esplendoroso camino entre la niñez y la adolescencia, son entronizadas en un altar engalanado para la ocasión. Se las viste con ropajes y mantones bordados, y se la corona y enjoya, mientras a su alrededor los que pasan la contemplan, agasajan, fotografían y hasta cantan.
La tradición marcaba que las propias mujeres de la casa, portal o patio elegían a la muchacha más bella . Una vez seleccionada, llega la hora de la decoración, que utiliza con profusión flores, ramas, hojas, y joyas:en cabello, cuello, orejas, brazos...
Fiesta ritual para unos, celebración de la fertilidad para otros, la celebración de las Mayas coincide con el inicio del mes de mayo y ese arranque exuberante de la naturaleza en primavera. Tan llamativo resulta el espectáculo, que incluso una fotografía de una de estas mayas fue protagonista en 2016 del World Press Photo.
Los munícipes colmenareños acreditan testimonios de la celebración de esta tradición en los inicios del siglo XX, hasta que comenzó la Guerra Civil. Una vez finalizada esta, se produjo un amago de recuperación de la fiesta, finalmente desapareció del calendario. Hasta que el Ayuntamiento de Colmenar Viejo impulsó su recuperación desde finales de los 70. En 2005 fue declarada Fiesta de Interés Turístico en la Comunidad de Madrid .
Aunque el día grande de estas Mayas es el 2 de mayo –cuando son presentadas en sus altares en diferentes puntos de cada localidad–, lo cierto es que la preparación del evento comienza semanas antes. Las familias de las niñas que han sido seleccionadas empiezan a realizar visitas al campo para vigilar el crecimiento de las flores silvestres y planificar la composición de los altares y tronos.
Cortar y decorar
Las flores se cortan el día antes, o la misma mañana del 2 de mayo, y son los padres y madres de cada maya la que monta y decora el altar, en el que no pueden faltar ejemplares de especies campestres tan humildes como la flor del piorno, las amapolas, las lilas y sus hojas, las margaritas, las chupamieles, el tomillo del señor, el tomillo salsero, el espino, la flor de rábano, el laurel, la madreselva…
También se recurre a algunas flores de cultivo, como rosas, celindas, margaritas de jardín, petunias … que se colocan alrededor de la colcha, una antigua pieza de ajuares heredados, colocada a modo de alfombra, como preámbulo al altar. Es frecuente que se coloquen también macetas y jarrones con margaritas y rosas.
Las mayas lucen enaguas, camisa blanca y mantón de Manila colocado sobre el pecho de las niñas. Éstas son enseñadas a permanecer quietas, sin mover los labios, como si fueran estatuas. Otras niñas rodean el altar, y pasan cepillos por la ropa de los asistentes, pidiéndoles un donativo bajo la fórmula: «Para La Maya, Para La Maya, que es bonita y galana».