«Matapiés», la rebelión contra el popular Tapapiés

Varios bares del barrio de Lavapiés han abandonado este año la feria de la tapa por las «abusivas» condiciones laborales

El barrio de Lavapiés, durante la octava edición de Tapapiés ABC

Cris de Quiroga

Tapapiés cumple ya nueve años y, aunque es una oportunidad para que los hosteleros de este barrio se den a conocer, han proliferado las quejas que destapan la otra cara de esta popular feria de la tapa . Y así ha nacido «Matapiés».

El autodenominado «sindicato de hosteleras» ha encendido la mecha de este movimiento, que llevaba tiempo gestándose entre los trabajadores de Lavapiés y que da sus primeros pasos en Twitter. Durante diez días, cientos de miles de personas, según la Asociación de Comerciantes del barrio —que organiza la fiesta—, inundan sus calles. Diez días que significan «abusos» para los empleados , como critica la portavoz del «sindicato», Inmaculada Martín, y que en muchas ocasiones trabajan «sin contrato» y sin cobrar las horas extra.

Por eso, varios bares de Lavapiés han decidido retirarse este año de la fiesta, como los tres locales de la calle de Tribulete y los llamados Lamparito, La Lorenza y La Tragona, entre otros. Así, «reivindican un modelo mucho más sostenible, que no dependa de la explotación laboral », explica Martín. En el sector hostelero se puede trabajar un máximo de 9 horas y media. «En Tapapiés no se cumple», afirma esta portavoz.

Pero además del «trabajo salvaje», como reconoce a ABC una mujer que regenta un bar en Lavapiés (y que prefiere mantenerse en el anonimato), la popular feria de la tapa no siempre es rentable para los establecimientos. Los bares deben pagar 180 euros para formar parte de la ruta, que patrocina Estrella Damn. Si bien la marca de cerveza vende los botellines y barriles a un precio especial, los locales tienen que asumir las horas extra de los camareros durante varios días de trabajo frenético. «No compensa económicamente», insiste la portavoz.

Contra el «modelo turistificador»

Después de que la semana pasada, en el acto de presentación de Tapapiés, varias personas se concentrarán en señal de protesta, la Asociación de Comerciantes ha prometido reunirse con estos colectivos una vez finalicen las fiestas. En dicho encuentro, el «sindicato de hosteleras» pretende exigir un control de las condiciones laborales durante la celebración de la feria, que además quieren reducir, como mínimo, a una semana.

Los trabajadores de Lavapiés se rebelan así contra un «modelo turistificador» que no beneficia al barrio. Aunque es cierto que hay bastantes locales que dependen de esta fiesta, insisten en la necesidad de impulsar otras propuestas.

Además, estos diez días, en los que los clientes pueden consumir una tapa y una cerveza por 2,50 euros , no hacen justicia a la restauración que se puede disfrutar a diario en el barrio. «Muchos bares no sirven su propia comida» , cuenta Martín. «Nosotros servimos una tapa más grande por el precio de la caña», proclama la dueña de un bar que se ha «bajado» de Tapapiés. Y eso, dice, al precio de siempre.

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