Una mafia utilizaba la raza negra para suplantar a inmigrantes africanos en el examen para conseguir la nacionalidad española
La Policía Nacional detiene a 41 individuos, que se hacían pasar por guineanos, nigerianos y paquistaníes
El Grupo Operativo de Extranjeros número VIII de la Brigada de Extranjería y Fronteras de Madrid, con la colaboración de los especialistas en el tema de las comisarías de Alcalá de Henares y Leganés, han detenido a los primeros 41 sospechosos de la operación lago Ness : así es como se ha bautizado a la investigación de suplantaciones de la identidad, sobre todo por parte de africanos, de terceras personas en los exámenes para obtener la nacionalidad española. Se valían de sus conocimientos de nuestra cultura e idioma para cobrar a compatriotas para pasar esta prueba por ellos.
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El pasado abril, agentes de Leganés interceptaron a tres ciudadanos nigerianos por falsedad documental. El caso llegó a la Brigada de Extranjería, que se puso a trabajar en el asunto y, tirando del hilo, estos policías se percataron de la existencia de una mafia que se dedicaba a esos menesteres: captaban a personas africanas y de Paquistán que querían obtener el pasaporte español, pero que apenas sabían hablar nuestro idioma y, ni mucho menos, tenían conocimientos sobre asuntos culturales básicos, políticos o sociales de España. Unas condiciones indispensables para pasar el examen de conocimientos que coordina el Instituto Cervantes.
Cinco puntos de examen
La Policía Nacional montó dispositivos de vigilancia en cinco puntos de examen, en los que han trabajado120 agentes. Esperaban a que estuvieran dentro, es decir, a que hubiesen mostrado la documentación falsa para entrar en las aulas, para identificar a los sospechosos. Entre noviembre y enero, identificaron a 3.375 individuos. Finalmente, se han retirado 38 documentos y detenido a 41 personas, entre clientes y suplantadores.
La mafia aprovechaba que la mayoría eran de origen africano y raza negra para manipular los documentos con los que se presentaban al examen; bien cambiaban la foto para usurpar la identidad (para los examinadores resultaba difícil distinguirlos por su parecido físico, al ser de raza negra) o bien directamente falsificaban la Tarjeta de Identificación de Extranjeros (TIE).
Cobraban entre 500 y 1.500 euros a los ‘aspirantes’ , que tenían que pagar la mitad antes del examen y la otra parte a su término, precisan fuentes policiales. La investigación continúa abierta.