Madrid recuerda a Eduardo Dato al cumplirse un siglo de su magnicidio: un madrileño nacido en La Coruña
La capital guarda aún las huellas del que fuera, además de presidente del Consejo de Ministros, su breve alcalde entre enero y mayo de 1907. El Ayuntamiento le dedicará una placa en la Puerta de Alcalá, lugar del atentado el 8 de marzo de 1921
Eduardo Dato e Iradier nació en La Coruña el 12 de agosto de 1856. Lo hizo allí porque su padre, el entonces teniente coronel Carlos Dato, se hallaba destinado en Galicia. Sostienen los historiadores que siempre se sintió más vinculado a Álava –de allí era su madre y su esposa nació en Vitoria–, aunque no menos cierto es que la ciudad en la que paso más tiempo de su vida fue Madrid. En ella, el 8 de marzo de 1921 –mañana hará un siglo– fue asesinado vilmente después de que ametrallaran su coche oficial en la Puerta de Alcalá, a metros de su casa, en el 4 de la calle de Lagasca. Allí tuvo su despacho como abogado. En aquel inmueble hoy desaparecido vivió con su mujer María del Carmen Barrenechea con la que tuvo un hijo –Eduardo, que falleció a los 18 meses de nacer y que fue enterrado en marzo de 1883 en la desaparecida Sacramental de San Ginés y San Luis, a las afueras de Fuencarral– y tres hijas, Isabel, Carmen y Concepción .
Eclipsada por su meteórica carrera política en el Partido Conservador hasta llegar a ser presidente del Consejo de Ministros en tres ocasiones , su faceta como alcalde de Madrid es quizá la más desconocida. Pese a la brevedad de su cargo en la Casa de la Villa , entre el 28 de enero y el de 7 de mayo de 1907, Dato no ocultó su apego a la capital. «Quiere a Madrid y siente no haber nacido en él; pero en Madrid están las cenizas de sus padres y en Madrid nacieron sus hijos», rezó la crónica de su toma de posesión en el anterior y extinto El País.
De ese Madrid al que llegó de niño aún sobreviven algunos de los edificios en los que tuvo una presencia destacada. Entre ellos, las Escuelas Pías de San Antón , donde estudió de adolescente, o la Universidad Central , en la calle San Bernardo, que hoy es el Paraninfo de la Complutense. Allí se matriculó y se licenció en Derecho Civil y Canónico con solo 19 años. Se sabe que la familia –su madre falleció al poco de llegar a Madrid– tenía su domicilio en la calle del Caballero de Gracia . En la universidad entró en contacto con sus futuros cuñados y gracias a su amistad conoció a la que sería su mujer. Por las esquelas de su hijo, publicadas en periódicos como El Imparcial, se sabe que ambos vivían en marzo de 1883 en el número 1 de la calle del Barquillo . Un edificio de lujosas viviendas que posteriormente compró la Banca Urquijo y que hoy es sede de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia.
La próspera carrera de Dato arrancó en su primer despacho, en la calle de Fuencarral, 53 –así lo expone el historiador Roberto Costa en sus tesis doctoral sobre su figura–. Entre sus célebre clientela destacó la defensa de la duquesa de Castro-Enríquez y fue asesor jurídico en España de las familias Rothschild y Bauer . También de Pedro Álvarez Carballo y Bueno, a cuyos pleitos y el éxito profesional que Dato tuvo en ellos, se asocia el hecho de que pudiera levantar su mansión familiar justo en frente de la parroquia de San Manuel y San Benito.
Barrio de Salamanca
Las crónicas sociales sobre la vida familiar de su esposa Carmen, la futura duquesa de Dato, por ejemplo la publicada en 1900 en la revista La Elegancia , describen el hogar del presidente como acogedor. Hasta el punto de recalcar que, cada domingo, las hijas –entonces de 15, 14 y 9 años– impartían clase a un grupo numeroso de «niñas pobres». La agenda social del matrimonio en la ‘high life’ madrileña transcurrió sobre todo en el Barrio de Salamanca . Frecuentes eran también sus paseos por el Retiro acompañado de sus hijas, como atestiguan algunas de las fotos que se conservan en el archivo familiar. Una de ellas, la que ilustra la cabecera de este reportaje, está tomada durante una de las grandes nevadas que azotaron la capital en 1904 o 1907 –no está datada– y que dejó estampas similares a las vividas este año con la borrasca Filomena.
Otras curiosas reseñas, como las del Nuevo Club del que Dato fue asiduo y que hoy sigue abierto para sus socios, describen cómo al presidente «se le caía la casa encima» en ausencia de su familia y prefería comer allí. También se guardan numerosas instantáneas del político con el Rey Alfonso XIII , con quien mantenía un estrecho lazo de amistad y que encabezó la comitiva fúnebre de su entierro, en lugares como el club de tiro en Somontes.
Ante su tumba, en el Panteón de Hombres Ilustres de Atocha , se le rendirán honores el próximo día 16 y se espera que acudan miembros del Gobierno, el Ayuntamiento, del Colegio de Abogados de Madrid además de algunos de sus descendientes. «Vivió para la patria y murió por ella», reza su monumento funerario. Dato no pudo nacer en Madrid y murió, tristemente, aquí. Su Ayuntamiento de el que él también formó parte fugazmente instalará –se desconoce la fecha– una placa en el lugar del magnicidio.
Noticias relacionadas