Madrid en Danza, bailar al fin sin mascarillas
Blanca Li, directora del festival, habla de la 37ª edición, que levanta el telón el viernes 29
No puede disimular Blanca Li su alegría. Aunque aun nos encontremos «en la cuerda floja», el festival Madrid en danza -que ella dirige al tiempo que los Teatros del Canal - ha podido abrir las fronteras en su trigésimo séptima edición, que levantará el telón este próximo viernes 29 (Día Internacional de la Danza). «Sigue estando todo revuelto, pero las compañías han podido ya viajar. La fragilidad sigue, pero ya respiramos un poco». También el público, que ya no tiene que llevar mascarilla en el teatro. «El primer día que no fue obligatorio, me contaron los artistas que lloraron al salir a saludar y ver las caras del público por primera vez en dos años». De todos modos, la granadina asegura que la edición del año pasado «fue un festival muy bonito, porque a pesar de las dificultades tuvo una ocupación de casi el 90%».
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Los propios Teatros del Canal son la columna vertebral del festival; allí actuará el grueso de las compañías internacionales presentes en el certamen: Kibbutz Contemporary Dance Company, Pilobolus, Kidd Pivot - Crystal Pite o Akram Khan Company, entre otras. «Lo que me gusta de la danza -dice Blanca Li- es su diversidad, su eclecticismo, la riqueza de estilos y de lenguajes... Cada creador es un lenguaje, un mundo, una manera de bailar y ver la danza. Yo disfruto de la danza en toda su plenitud y su diversidad».
La programación tiene, dice la artista, este norte. «Pretendo presentar a coreógrafos muy diferentes, que nos traigan cosas nuevas . Muchos de los creadores internacionales presentes este año no habían venido a Madrid, los vamos a descubrir: los nórdicos, Crystal Pite -que es una de las más solicitadas actualmente, y que es una mujer increíble, con un estilo totalmente diferente-, Kibbutz, Pilobolus -que celebran cincuenta años, y tiene además un interés histórico...-, Akram Khan».
Pero no saca pecho Blanca Li solo por la presencia internacional, sino por las compañías españolas, «no únicamente las madrileñas. «Ojalá que el festival pudiera ser un motor para que haya un movimiento nacional de compañías que viajen por las distintas regiones y se enriquezcan entre ellas. Habría que crear algo aquí pero que se mueva más alla; para esto creamos un think tank , unos encuentros para hablar no tanto de los problemas, sino de qué podríamos hacer para difundirla; la difusión es lo que que ayuda a las compañías a seguir vivas y a vivir de su trabajo. La infraestructura, las subvenciones son importantes, pero si después no hay un movimiento, si una creación no tiene dónde ir, tenemos un problema...»
La crisis económica de hace tres lustros y la pandemia después debilitaron el tejido de la danza en Madrid, y por tanto redujo la actividad estable de danza en la capital. El festival Madrid en danza es casi un oasis, aunque recuerda Blanca Li que el Canal programa danza todo el año, que lleva a cabo coproducciones y utiliza además todas las herramientas del Centro Coreográfico Canal . Pero admite la importancia del festival, que «reúne al público alrededor de la danza de una manera concreta. Intento también que no esté tan concentrado en el tiempo, porque al final pierdes público; lo que queremos es crear nuevo público, y concentrando los espectáculos le obligamos a elegir y tiene menos oportunidad de ver espectáculos diferentes».
Insiste Blanca Li en la « diversidad ». «Es importante, a la hora de crear nuevos públicos, que la programación sea con estilos muy diferentes; que haya de todo: flamenco, hip-hop, contemporáneo... Distintas nacionalidades, distintas propuestas , para que encuentren en esa diversidad lo que les gusta, lo que les divierte, lo que les apasiona, lo que les emociona».