Los libreros de Moyano piden más visibilidad y actualizar el canon para sobrevivir a la era post covid-19

La mayoría de los libreros que ayer reabrieron las 30 casetas de la Cuesta de Moyano , tras casi tres meses de parón, son hijos y nietos del gremio. Sucesores de una estirpe de amantes de la literatura que apostaron por el libro antiguo y también padecieron toda clase de calamidades a lo largo de su centenario de historia: la Guerra Civil, la dictadura, el 11-M e incluso la amenaza de ETA por vender ejemplares sobre la banda terrorista que no eran de su agrado. Ellos, como sus ancestros, pelean ahora, entre guantes, geles y mascarillas, por sobrevivir a la pandemia sanitaria y a la crisis que ya atravesaban antes de la llegada del coronavirus . Su petición al Ayuntamiento sigue siendo la misma que entonces: más visibilidad y que se actualice y aplique un canon menos dispar.

Las motas de polvo se colaban ayer incluso a través de la mascarilla de Carolina Méndez , actual presidenta de los libreros de Moyano, que heredó de su abuelo y de su padre el puesto en la caseta 30. Desde primera hora todos ellos limpiaban y ponían a punto sus mostradores conforme a las nuevas medidas higiénicas. Aunque no son librerías al uso, y a pesar de seguir en fase 0, el gobierno central permitió a partir de ayer la apertura de los comercios menores de 400 metros cuadrados sin cita previa.

« Tenemos gel hidroalcohólico y damos guantes a todos los clientes . No estamos sacando los tableros exteriores para poder controlar lo que toca cada cliente y también hemos plastificado las páginas de los libros, para evitar que sean hojeados y que se pueda desinfectar mejor», explica a ABC Méndez, mientras coloca su género. « Venimos de estar muy mal. Esto es la puntilla, pero ojalá tengamos a gente a la que decir que no se agolpe . Pensar que va a haber aglomeración aquí es como pensar que va a caer un obús», bromea, con cierto pesar, la librera.

A pesar de las bajas expectativas, a los pocos minutos de abrir llegó el primer comprador : un señor mayor se acercó a la caseta 26 a por un libro del escritor austríaco, Stefan Zweig . Mientras se dan pequeños pasos hacia la desescalada, tanto desde la Junta Directiva de libreros de Moyano como desde la plataforma ciudadana de apoyo se han hecho llegar al Área de Cultura y a la dirección general de Comercio un plan de choque llamado «Madrid sube a la cuesta» , para impulsar la proyección de este enclave emblemático de Madrid que une el paseo del Prado con uno de los accesos al parque del Retiro.

La propuesta consensuada entre la edil del PSOE Mar Espinar y la delegada de Cultura, Andrea Levy (PP), sirvió para liberarles de la parte proporcional del canon anual durante el tiempo que han estado cerrados . Este gesto, lo agradecen mucho, pero consideran que es «insuficiente» para su supervivencia, ya que los libreros más antiguos pagan entre 5.000 y 18.000 euros al año . «Esos cánones están desfasados con respecto a la realidad de las ventas hoy en día. Pedimos que se revisen y actualicen para buscar un canon homogéneo», defiende Lara Sánchez, nieta de Pepe Berchi -el decano de los libreros de Moyano- e impulsora de la Asociación de amigos de Moyano «Soy de la Cuesta».

También le han presentado al Consistorio una batería de actividades para recuperar el tirón. Entre ellas, plantean adaptar una de las tres casetas en desuso para realizar charlas con escritores conocidos que son miembros de honor de la asociación como Arturo Pérez Reverte . En el caso de que no se permita un poco de público en el exterior, se podrían emitir por «streaming». Son ideas nuevas para defender la vitalidad de un oficio centenario.