El Paseante en Cortes

¿Por qué sigue seca la primera fuente de Madrid, propiedad del Canal de Isabel II?

La primera fuente pública ornamental de Madrid de la que manó agua corriente del Lozoya está seca y triste. Y lo está por desidia del Canal de Isabel II

La fuente de piedra y ladrillo, sin agua, en Bravo Murillo, 49

Jorge del Corral y Díez del Corral

La primera fuente pública ornamental de Madrid de la que manó agua corriente del Lozoya está seca y triste. Y lo está por desidia del Canal de Isabel II, su propietario, que argumenta «humedades» . ¡Humedades en el Canal! Como si fuese obstáculo insuperable. En casa del herrero, cuchillo de palo.

La empresa pública Canal de Isabel II, admirable en suministrar agua de excelente calidad y precio razonable a la capital de España (y a toda localidad de la Comunidad de Madrid que lo solicite, según Ley 17/84), que es y fue la razón de su creación mediante Real Decreto de 18 de junio de 1851 firmado por el Presidente del Consejo de Ministros Juan Bravo Murillo y anunciado el 22 de ese mes por la Reina Isabel II, no muestra igual celo con su patrimonio arquitectónico. Y el ejemplo está en esta fuente de estilo clasicista romántico tardío, diseñada por el ingeniero Juan de Ribera, con una escultura central alegórica del río Lozoya esculpida por Sabino de Medina, y flanqueada por metáforas de la Agricultura y de la Industria, de los escultores Andrés Rodríguez y José Pagnucci, de la que no mana agua y que se ve con dificultad a través de una valla metálica en el número 49 de la calle Bravo Murillo.

La fuente mural, de piedra y ladrillo y u na de las más bonitas de Madrid , fue la cara artística adosada al primer depósito del Canal de Isabel II, construido en 1854 para traer agua desde los parajes serranos del Pontón de la Oliva, donde se acumulaban las del río Lozoya antes de su desembocadura en el Jarama. El depósito fue un espacio de planta rectangular, de 125 por 86 metros, con 252 pilares de base rectangular sobre los que se situaron hileras paralelas de arcos de medio punto y bóvedas baídas de ladrillo, atravesado por un muro que lo dividía en cuatro cuadrantes. Años después surgieron problemas técnicos, comenzaron las filtraciones y tras algunos intentos para rehabilitarlo se desaguó el 30 de abril de 1894. En 1990 se reformó una cuarta parte de su superficie para utilizarla como Archivo General del Canal y en 2001, con motivo del 150 aniversario, otro cuarto albergó la exposición Agua y Ciudad: detrás del grifo. Sucesivas obras desvirtuaron el aspecto original del depósito, construyéndose un garaje, rampas para la entrada de vehículos y un edificio de usos sociales.

En 2001 se anunció que la sala acondicionada para la celebración del CL aniversario sería reformada definitivamente para futuras muestras. Desde entonces no se ha vuelto a abrir al público lo que en su día y en palabras de Mercedes Gómez «fue una gran obra de ingeniería y un espacio arquitectónico fascinante ». La promesa sigue pendiente y la fuente clama por volver a la función para la que fue construida: manar agua por su caño central en el que está escrito el nombre Lozoya, llenar su vaso de media circunferencia que rodea el monumento y ser visitada y disfrutada por madrileños y forasteros.

El Canal de Isabel II lleva tiempo haciendo accesible al público la mayor parte de sus instalaciones urbanas de Madrid, convirtiéndolas en activas y atrayentes salas de exposiciones, en centros de modernas artes escénicas y en primorosos y frecuentados parques que han enriquecido los barrios de Chamberí y Chamartín. Buen ejemplo de lo que dice el Paseante en Cortes son los parques de Santander, sobre el Tercer Depósito; de Enrique Herreros, de Santa Engracia; del Cuarto Depósito, en Plaza de Castilla, y el de próxima inauguración en Bravo Murillo-José Abascal; los Teatros del Canal, en Cea Bermúdez, 1; la sorprendente Sala Canal en el antiguo depósito elevado de Santa Engracia 125, y la no menos bizarra Fundación Canal, en Mateo Inurria, 2. Es hora de que le toque a la Fuente Lozoya, tan prisionera, tan olvidada, tan seca.

El Paseante en Cortes y millones de amantes de la estética y la armonía se lo agradecerán.

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