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Bárcena, alma del Gijón

Escritor, camarero y conversador, anuncia su jubilación tras más de cuatro décadas tras la barra del mítico café

Pepe Bárcena en una imagen de archivo ABC
Jesús Nieto Jurado

Jesús Nieto Jurado

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Escritor con mandil, sabio entre sabios . Pepe Bárcena, institución del Café Gijón se jubila, y uno echa la vista atrás y se ve, como Umbral, la primera vez que llegó al Gijón. Era una charla sobre el propio Umbral, imposté la voz, y la cosa no quedó mal del todo. Entonces, ya, entramos en el mundo de Bárcena.

Su vida es un anecdotario de la literatura española y de otras artes, de las grandezas y de las miserias de los genios que han puesto sus reales en el célebre café. Acento de madrileño rasgado, y cierta cara de pícaro guapo y bandolero que, cuando Madrid era un páramo, siempre estaba animando el cotarro cultural.

Ha escrito, ha editado revistas, y es que por ósmosis en el café la cultura se mete en las habitaciones últimas de su sangre, y más en un templo, un ágora, que es el museo vivo de la literatura española en el meollo del bollo de la capital, que es como decir España entera.

Su tertulia de Versos Pintados , y los retratos de Cela, Fernán Gómez y Umbral mirando desde el Parnaso del café. Y la tarde larga y conversada mientras desde los ventanales se veían pasar a ejecutivos agresivos y a 'piernas' sin oficio. Ya metidos en faena, Pepe Bárcena merece una placa, claro que sí, y el reconocimiento de la ciudad olvidadiza que nos acoge.

Hombre de plurales actividades , vayan desde estas páginas un sentido homenaje de alguien que agradeció su amistad desinteresada en un Madrid duro que veníamos a conquistar.

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