Iglesias de Madrid
Jesús de Nazaret: En cada hogar, un Nazaret
La historia actual de este templo, en el barrio oficioso de Manoteras, está muy marcada por la pandemia
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«Todo ha sido un milagro», confiesa el padre Cándido Fernández Recuero, religioso de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia, párroco de Jesús de Nazaret , de Manoteras , calle Cuevas de Alamanzora, 18. El padre Cándido, con sus ochenta años, es un ejemplo de amabilidad y cercanía. Cinco minutos y parece que ya le conoces de toda la vida. Treinta años de misionero en Argentina, con un obispo que se llama Bergoglio, dan para mucho. Pisa con los pies en la tierra, sabe que su comunidad de religiosos, formada por los padres Jesús Santamaría y Ángel Valero, que también es capellán del Hospital Gregorio Marañón, es una familia dedicada a dar aliento al carisma de «hacer de cada hogar un Nazaret» .
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Pero la historia que nos atrapa es la de la parroquia en tiempos de pandemia . Durante las pasadas navidades, como todos los años, el padre Cándido, con unos cuarenta voluntarios, dedicó varios días a la recogida de alimentos , a la campaña de donaciones navideñas. Lo que consiguieron les iba a permitir que las familias necesitadas, una decena, pasaran unas felices fiestas. Incluso alargar la ayuda más allá de trimestre. Sin embargo, llegó la pandemia y en las primeras semanas de marzo todo lo que tenían almacenado se esfumó.
Solidaridad
De repente, se presentaron noventa familias que no tenían lo más mínimo para comer . Lo cuenta así: «El día que entregamos los últimos alimentos no pude dormir. Nos habíamos gastado el poco dinero que teníamos en la parroquia. Me pasé la noche rezando. Al día siguiente, cuando voy a abrir el templo, se me presentan unos señores con una furgoneta. No sabía quiénes eran. Se pararon y me preguntaron si esta es la parroquia de Jesús de Nazaret de Manoteras. Venían de la zona de la Moraleja y traían 400 kilos de alimentos . Cuando los descargaron, me pidieron unas palabras, se me hizo un nudo en la garganta y no pude hablar, me había emocionado».
A partir de ahí, la parroquia comenzó a recibir ayudas un grupo de señoras de La Alameda de Osuna , que han puesto en marcha la Operación Lata, de la Cáritas de la Armada, del Banco de Alimentos y de personas espontáneas que quieren aportar su granito de arena. «Incluso —añade el padre Cándido— hay una familia que en los días más duros recibió también comida y que ahora ha encontrado trabajo y agradece lo que hicimos por ellos con unas bolsas de alimentos que nos traen todas las semanas».
Esta parroquia, en un entorno agradable, que cuenta con una ermita dedicada a la Sagrada Familia en un pequeño jardín anejo al templo, fue inaugurada el primero de diciembre de 1974. El primer templo de la zona estuvo en la avenida de San Luis, conocida como «La Azul», casi esquina a la calle Golfo de Salónica. Tuvo el nombre de San Antonio María Claret hasta septiembre de 1970, cuando fue desmembrada y pasó a llamase Jesús de Nazaret. Por cierto que Nazaret es el nombre que recibe el antiguo barrio de Las Manoteras. El primer párroco fue padre Magín Morera, hoy declarado venerable y en proceso de beatificación . Son muchos los fieles de la parroquia que han declarado en este proceso. Del templo lo más llamativo son las vidrieras, obra de Arcadio Blasco y Antonio Santos, encargados de la ornamentación singular de estilo moderno.
Semanas de la familia
En un barrio que se construyó con personas procedentes de la emigración nacional y que ahora lo ocupan inmigrantes de países de América, la vida parroquial se construye desde la cultura del corazón y de la mente. El carisma de los religioso Hijos de la Sagrada Familia, del padre Mayanet, pone todos sus esfuerzos al servicio de la familia. Son clásicas las semanas de la familia que se han celebrado en la parroquia, los días de conferencias, los encuentros y las celebraciones de los aniversarios. Incluso del 60 aniversario de los matrimonios del barrio. Ahora los niños y los jóvenes son pocos, casi toda la vida parroquial está frenada por la pandemia, pero lo que no se ha parado es el ímpetu de los religioso en una parroquia que, como dice el padre Cándido, es «humilde y tiene un perfil bajo, pero mantiene el espíritu de servicio: «Mientas exista la familia en el mundo, nuestra presencia aquí tiene sentido».