Itziar Yagüe: «Mi primer disco me ha salvado de la locura de aquel puñetero y absurdo año 2020»
La cantante vitoriana afincada en Madrid sacará brillo a su formidable EP 'Delicious' este viernes en la sala Tempo
La potencia, la tesitura, el timbre la afinación de la voz de Itziar Yagüe deja perplejos a los amantes del blues-jazz más sabroso y añejo. No hay nadie que capture estos géneros de esta forma en Madrid. Ella ya canturreaba de pequeña, pero ha sido ahora cuando se ha convertido en uno de esos extraños casos de artista revelación a los cuarenta y tantos. Y es que su carta de presentación, el fabuloso EP 'Delicious' ha sido un éxito que sigue creciendo cada vez que sube a un escenario. Este viernes lo hará en el de la sala Tempo (Duque de Osuna 8, entradas aquí ), donde estrenará algunas de las canciones de su próximo trabajo, aún sin nombre, que nuevamente estará integrado en su totalidad por canciones originales, y de cuya producción está a cargo el bluesman texano Greg Izor.
Acaba de reeditar 'Delicious', ¿se imaginaba tener que lanzar una segunda edición cuando sacó la primera?
Cuando recibí la primera edición de 'Delicious' en mi minúscula casa me dieron mareos y vértigos porque no tenía un solo bolo en ciernes ni sabía cómo me las iba a arreglar para vender todos aquellos discos embalados en siete cajas, ya que no conocía absolutamente a nadie en la industria. O sea, ya me cuesta creer haber vendido la primera tirada, conque te puedes imaginar que nunca pensé que encargaría una segunda... La vida te sorprende, a veces incluso para bien.
¿Qué otras cosas bonitas han venido gracias a este disco? Creo que hay actuaciones que han sido muy especiales, algún premio…
'Delicious' es mi primer disco y a él le debo que me entrevisten en ABC o en Radio Nacional de España, o haber recogido el premio a la mejor cantante 2021 de la prestigiosa revista Enlace Funk. Los medios me tratáis muy bien y os estoy inmensamente agradecida por ello. Pero la gente… que la gente te escriba en las redes o te aborde al bajarte del escenario y te pida que les firmes su copia… eso es también impresionante, me proporciona una sensación incomparable de gratitud. Quizá lo más emocionante que me ha traído 'Delicious' fue inaugurar el festival Arrasate Blues de 2021, que se celebra en la localidad donde viví hasta los 13 años y donde me inicié en la música y el canto. No había vuelto en 34 años. Subirme a ese escenario es la experiencia más emotiva que he vivido cantando. Este año volvemos, claro. En lo personal, 'Delicious' me ha salvado de la locura, el despropósito y el desconcierto en el que me sumió aquel puñetero y absurdo año 2020. Tuve que sacar ese disco adelante contra viento y marea como fuera, con todo en contra pero con la convicción de que el disco lo merecía. Fue a la vez el peor y el mejor momento de mi vida, no sé si esto se entiende pero así lo sentí.
¿Cómo va a ser su concierto en Tempo? ¿Qué sorpresas al margen del repertorio del disco podemos esperar?
A Tempo vamos cargadísimos de novedades, varias canciones que estrenamos para la ocasión, firmadas por Greg Izor, que las ha escrito para mí y que irán en el próximo disco. La banda es buenísima, con la locomotora Dani Domínguez como baterista, un auténtico fuera de serie; Giulio, el pianista más apasionado y showman que conozco, y Raúl al contrabajo, que para mí es la clase y la elegancia misma personificadas tocando. Ofreceremos un show muy variado, se podrá bailar y se podrá sentir y cantar y emocionarnos… y podremos veros las caras sin mascarillas, por fin. Creo sinceramente que será memorable.
- Bessie Smith es una de sus mayores inspiraciones, ¿recuerdas el momento en que la escuchó por primera vez? ¿Qué la hace tan especial en su opinión?
Recuerdo que su manera de cantar me impresionó mucho, porque no había oído nada igual. Ser capaz de transmitir tantísimas cosas solo con la voz… ser tan intensa y dramática y vulnerable y a la vez tan poderosa y tan dueña de su discurso y de su historia… eso no está al alcance de cualquier cantante ni entonces ni ahora, donde todas las voces, por buenas que sean, suenan igual, plásticas y artificiales, disneyficadas y vacías. Por no hablar de que técnicamente también era un prodigio, pero en mi opinión eso es lo de menos. Bessie es real y me parece suficiente razón para adorarla.
Parece que en el soul sí han trascendido bastante mujeres hasta el «estrellato» y la categoría de «icono», y se podría decir que lo mismo pasa en el jazz. Pero en el blues, parece que cuesta más valorar a las grandes cantantes y a su obra, ¿está de acuerdo? ¿Por qué cree que puede haber sucedido? El blues y la historia de la mujer en la sociedad tienen muchos paralelismos en cuanto a la superación del sufrimiento, de las discriminaciones…
Más allá de Big Mama Thornton las mujeres desaparecieron de la primera línea del blues. Quedaron Lavern Baker o Ruth Brown cuyo estilo era más r&b, mucho más comercial. La sociedad de posguerra era muy retrógrada y racista: qué es eso de mujeres negras cantando sobre sus preferencias sexuales o sobre cuántas botellas de ginebra se habían bebido la noche anterior. Eso es de tipos duros, rockeros y blueseros (Howlin' Wolf, Muddy Waters, B.B. King, John Lee Hooker). Las artistas mujeres en esa época solo triunfaban como muñequitas pop que cantaban sobre el amor como adolescentes (The Supremes, The Ronettes…) Si te das cuenta, la única estrella de blues femenina de entonces que llegó al mainstream fue Bonnie Raitt. Blanquísima como yo. El blues tiene un componente muy político que, como bien dices, lo convierte en el vehículo idóneo para que las mujeres nos expresemos con rotundidad y reclamemos lo que en justicia nos corresponde y nos ha sido negado durante milenios. Esto solo existe en otros géneros como el rap, y desde luego no existe en el mainstream, donde se considera transgresor lo que en realidad es vulgar o denigrante para la mujer, que aún es cosificada y mercantilizada para vender discos. No hace falta que cite nombres, ¿verdad? El mundo sigue siendo un lugar machista, el de la música también lo es, pero nos queda el blues, que siempre ha sido y será cosa de mujeres.
¿Qué cantantes de fuera del jazz-blues-soul admira? Seguro que tiene algún guilty pleasure sorprendente por ahí…
Me encanta Lila Downs, por ponerte un ejemplo, encuentro en ella mucho sentimiento y personalidad, la adoro. Me encanta el brasileño Cartola, lo escucho sin límites, con ser capaz de escribir al menos una canción que fuera la mitad de hermosa de lo que son las suyas, para mí mi vida ya habría valido la pena. Me gustan las cubanas, Celia, La Lupe… Como ves, siempre tiro hacia los estilos clásicos y hacia las mujeres intensísimas, jejeje. Y como excepción que confirma la regla, te diré que me chifla el baterista y cantante Josh Dion, de la banda de rock experimental Paris Monster. Ese tío concentra en un solo ser humano tanto talento que parece extraterrestre. Por haber crecido en los 80 se me ha quedado como guilty pleasure (aunque si lo confiesas no es tan guilty) la música discopop de los 70 – 80. El primer cassette comprado por mí misma en un mercadillo fue uno de Ricchi e Poveri en 1983. Ahí queda eso.
Sé que de niña te gustaba mucho cantar, pero ¿cuándo empezó a hacerlo 'en serio', como quien dice? ¿Y por qué no antes?
Entre los 20 y los 34 años no canté en serio. Cantaba sin que se me pasara por la imaginación hacer de ello siquiera una afición. Pero hubo un momento de mi vida que me di cuenta de que necesitaba hacerlo. Necesitaba expresarme artísticamente, mi mente y mi cuerpo y mi alma me lo pedían a gritos, así que me puse a cantar donde me dejaron, en distintas formaciones amateurs, algunas mejores que otras, donde por cierto he hecho algunos grandes amistades que tengo el honor de conservar. Ese tiempo anduve buscando mi propio estilo y aprendiendo a estar en un escenario, que era algo que me daba pavor. Siempre creyendo que no lo merecía, que tenía que ganármelo, que estaba ahí por suerte y de prestado. He currado mucho para convencerme a mí misma de que merecía cantar y hacer mi propia música. Ese ha sido el mayor obstáculo que he tenido que salvar para ser artista: mis propios prejuicios.
¿Está trabajando en nuevo material? ¿Ha seguido componiendo temas propios? ¿Qué onda llevará lo próximo que publique?
Me queda un solo tema para terminar de armar el disco y entramos al estudio en octubre. Mi próximo trabajo contendrá solamente temas propios, como el anterior, algunos de Greg Izor y otros míos. La onda… no hemos querido irnos muy lejos de 'Delicious', pero sí habrá temas de mayor complejidad, con sonidos r&b, americana, algo de swing, quizá salga algo más jazzero o algún toque funk… Greg me lleva de la mano con confianza y seguridad, está haciendo un trabajo magnífico porque es un artista y productor inmenso y un ser humano excepcional. Va a quedar un discazo y es gracias a él y a la banda que me va a acompañar.
- El blues en Madrid, ¿ha tenido épocas mejores en los 90, los 00 y los 10? Evidentemente este comienzo de década se ha visto lastrado por la pandemia, pero no sé, ¿cómo respira la escena ahora mismo?
Sí, sin duda, pero es que Madrid entera ha vivido épocas mejores para la cultura en todos los sentidos. En cuanto al blues, en Madrid hay una afición muy fiel que ha logrado que la escena supere hasta pandemias, a pesar de la pésima administración de los recursos financieros dedicados a la cultura en esta ciudad. Ahí tienes a Tonky, por ejemplo, o al propio Emilio Arsuaga, que lleva media vida en esto. La escena madrileña está intentando salir adelante, la Moratalaz Blues Factory no ceja en su empeño, y la Sociedad de Blues de Madrid también sostiene dignamente el bastión. El blues tiene que ver con la supervivencia, con la lucha del ser humano contra la injusticia y la adversidad, por eso resiste siempre.
¿Qué tiene por delante este 2022?
Una gira veraniega que comienza el 30 de junio y termina a mediados de agosto, voy con una nueva formación a sexteto con vientos; un nuevo proyecto a dúo de piano y voz que estrenaré en Vitoria este verano; el rodaje de los temas que configurarán el disco y su correspondiente grabación en octubre. Y si todo va bien, la publicación de ese trabajo en Navidad. No es poco, ¿eh? Pero no hay quien me pare ya. Me lo he prometido a mí misma.