Investigan el ajuste de cuentas en el doble crimen del bar de Parla
Las dos víctimas, el dueño del local y un amigo de este, fueron acuchilladas a altas horas de la madrugada
Ni explosión ni muerte accidental. Los dos cadáveres encontrados en el interior del bar freiduría La Espuela , en el número 21 de la calle de Guadalajara (Parla), presentaban numerosas heridas incisas por arma blanca. No obstante, será el resultado de las autopsias el que determine las causas exactas de ambos decesos. A la espera del informe del Instituto de Medicina Legal, el Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional trabaja con todas las hipótesis abiertas, si bien cobra fuerza un posible ajuste de cuentas. Las dos víctimas son el propietario del local, Rubén, español de 62 años; y un amigo de este, de 52, conocido como el ‘maño’.
El macabro hallazgo tuvo lugar sobre las 15 horas del pasado martes, después de que un camarero de un establecimiento anexo alertase a la Policía al extrañarse de que la freiduría aún no estuviera abierta y observar dentro cristales rotos, manchas de sangre y un cuerpo tumbado en el suelo. Una patrulla acudió hasta el local y forzó la entrada, topándose con los dos cuerpos sin vida, rodeados de cristales esparcidos y un fuerte olor a pólvora. Esto último motivó que se llegara a barajar la posibilidad de que una pequeña explosión en la cocina hubiera provocado el trágico suceso; circunstancia que quedó descartada casi de inmediato.
Los dos finados presentaban numerosos cortes, provocados previsiblemente por dos utensilios punzantes manchados de sangre –unas tijeras y un cuchillos de cocina–, encontrados en el propio bar. Uno estaba degollado tras la barra y el otro presentaba una puñalada severa en el costado y diversos golpes en el cuerpo y la cabeza. Sin modificar nada, fue el turno del Grupo de Delitos Violentos de la Brigada de Policía Científica, que llevó a cabo una inspección ocular en busca de posibles pistas.
Los agentes revisaron ayer la caja registradora y otros objetos de valor por si pudiera tratarse de un robo. Pero dado el grado de ensañamiento la opción más probable es que asesino (o asesinos) y víctimas se conocieran de antemano. Los cuerpos podrían haber permanecido horas en el bar, por lo que todo hace indicar que el ataque ocurrió de madrugada, con el establecimiento cerrado al público. La supuesta deflagración, valorada en un primer momento por la declaración del testigo que dio la voz de alarma, no fue advertida por los residentes.
Ayer, la conmoción en este enclave del barrio de Parla Centro era evidente. Los fallecidos eran «vecinos de toda la vida» y «no tenían problemas aparentes». Consciente de la extraña situación, el hermano del dueño ya advertía a última hora de la tarde del martes del doble homicidio. «Explosión no ha sido, es un asesinato, los han matado a los dos», declaraba en televisión, justo detrás del cordón policial desplegado por los agentes. También el sobrino del propietario daba su versión horas después, asegurando que no se trata de un ajuste de cuentas.
Según apuntaban ayer algunas informaciones, el hijastro de Rubén pudo ser la última persona que viera con vida a los dos fallecidos. Al parecer, abandonó el bar a las 5 de la mañana, dejando allí al titular del negocio, al ‘maño’ y a una tercera persona cuya identidad no ha trascendido.
Noticias relacionadas