Infierno vecinal en Parla: okupados 260 pisos, con coches quemados, reyertas y aguas fecales

Los inquilinos culpan al gestor y al «banco malo» del deterioro de las viviendas sociales

Los coches calcinados en el incendio Isabel Permuy

Cris de Quiroga

El olor a neumático chamuscado inunda una de las calles de Parla desde hace tres días. La noche del martes, un incendio calcinó siete coches en el garaje del bloque de viviendas de Fuente Arenosa, 1. Pero, al margen del destrozo ocasionado por las llamas, el edificio de 280 viviendas sociales , en el que solo una veintena de inquilinos residen de forma legal, parece sacado de una distopía de ciencia ficción.

Después del incidente, varios carteles advierten de que no se puede acceder al sótano hasta nuevo aviso de la Policía. No obstante, las puertas del garaje están abiertas de par en par, así como las de los portales. Tampoco hay telefonillos, rotos, ni extintores, vaciados por algún vándalo hace tiempo. Aunque eso es un problema que viene de largo. «Estamos en absoluto abandono », comenta una vecina, una de las pocas que paga el alquiler de su quinto piso desde hace doce años.

Si bien hace tres años la vida en el número 1 de Fuente Arenosa «era una maravilla», ahora «es la ciudad sin ley », asevera María Teresa, una inquilina, también legal, de 75 años. Culpa a los okupas del deterioro de su hogar , invadido a diario por personas desconocidas, que gritan, fuman porros y, a veces, se enfrentan entre ellos en el patio de la urbanización . «Aquí ha habido puñaladas y tiros», cuenta María Teresa, antes de marchar a casa de su hija –que vive en otro bloque del barrio– para poder ducharse con agua caliente. El fuego ha destrozado la instalación eléctrica del edificio y los vecinos no tienen calefacción , internet ni televisión por cable.

Exterior y zonas comunes del inmueble Isabel Permuy

Sin embargo, el incendio no es el problema, aunque ya es el tercero que asola sus casas, según cuentan los inquilinos a ABC. Un hombre mayor habla de « batallas campales » y de «carreras de coches en el garaje», donde la Policía llegó a encontrar hasta « 35 coches robados », según cuenta una vecina. «Lo primero es la seguridad», dice Alí, un marroquí de 34 años que okupó junto a su mujer el edificio hace tres, pero que ahora ya paga el alquiler. «Lo único que quiero es salir de casa y, cuando vuelva, que todo esté tranquilo», asegura otra inquilina.

«Dejadez» de Sareb

La preocupación de los vecinos crece. De hecho, ayer pululaban por el edificio varios instaladores de alarmas de seguridad , que habían llamado los vecinos que sí pagan por vivir en sus casas. «Cuando hemos llegado, uno casi nos enseña un fajo de billetes y una bolsa de cocaína», explicó a ABC uno de los empleados. «Es un peligro desde hace tres años , todos los días está aquí la Policía», corrobora María Alonso, una joven de 21 años que vive con su madre. A. G. también califica la situación de «gravedad extrema». Aunque esta mujer de 44 años, que convive con su marido, un perro y dos gatos, no culpa a los okupas. «Es una dejadez de mantenimiento por parte de Sareb», espeta.

Muchos vecinos prefieren mantenerse en el anonimato al hablar de este asunto. Temen represalias por parte de la gestora de las viviendas, la inmobiliaria Solvia, y la propietaria del edificio, la sociedad de gestión de activos Sareb.

A. G., que vive en el bloque desde hace once años –insiste en que su contrato presenta «cláusulas abusivas»–, asegura que Solvia prometió, el pasado junio, aumentar el presupuesto para acondicionar y reformar el inmueble . «Está peor», critica. «Estoy harta de hablar con Solvia y Sareb, se lavan las manos como Pilato», denuncia María Teresa. «Sareb está intimidando a los legales para quedarse con el edificio », asegura. Y la mayoría comparten esta opinión: «Quieren echarnos».

Varios vecinos, entre ellos dos okupas, posan juntos Isabel Permuy

Ayer, después de que la Unidad de Policía Científica investigara los restos del desastre ocasionado por el fuego , una mujer se plantó en el garaje para comprobar el estado del coche de su padre. A las 3.40 horas del martes, los vecinos escucharon un «petardazo». Esta joven corrió al garaje y consiguió salvar su coche de las llamas , pero el Seat blanco de su padre no tuvo la misma suerte. «No es agradable vivir aquí, nos llevamos sustos», dice esta vecina, que reside en el edificio desde hace un año y tres meses.

Un «cortocircuito»

Los bomberos acudieron al edificio para sofocar las llamas del garaje, pero no desalojaron el inmueble. Así, varios vecinos se intoxicaron , y describen cómo expulsaron el primer día « mucosidades negras » por el humo. Una vez se marcharon ayer los policías, un hombre de mantenimiento trasladó a los vecinos que el fuego se había desatado por un cortocircuito, al derramarse el agua de una gotera sobre la instalación eléctrica del techo del sótano. Mientras la Jefatura Superior de Policía Nacional asegura desconocer el origen del incendio , muchos vecinos corroboran esa primera versión. De hecho, enseñan una pared con aguas fecales que da al patio. «Es una bajante sin arreglar desde enero del año pasado», dice A. G.

Por su parte, y a raíz de este último incidente, Sareb asegura que se están tomando las medidas oportunas . En cuanto a las okupaciones, explica que continúan y no pueden hacer nada al respecto, pues están en manos judiciales . Mientras, este diario ha intentado contactar con Solvia, la gestora del inmueble y en la diana de las críticas vecinales, que promete ofrecer en unos días datos e información sobre lo acaecido.

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