La increíble historia de la medicina de la naturaleza

El Real Jardín Botánico-CSIC inaugura este sábado la exposición 'Plantas y flores curativas en los códices iluminados (S. X – XVI)'

El códice 'Dioscórides de Cibo y Mattioli'' ABC

Nacho Serrano

En el códice 'Dioscórides de Cibo y Mattioli' , el genial artista y botánico Gherardo Cibo (1512-1600) recogió una selección de textos botánicos y médicos tomados de los Discorsi, del famoso médico sienés Pietro Andrea Mattioli (1501-1577), ilustrándolos con más de 160 fascinantes miniaturas de plantas y paisajes que se encuentran entre las más bellas del Renacimiento. Medio siglo después, la editorial más prestigiosa de todo el mundo en el ámbito de la clonación de códices, atlas y mapas escritos y pintados entre los siglos VIII y XVI, M. Moleiro , ofrece la posibilidad de maravillarse ante esta obra con la exposición 'Plantas y flores curativas en los códices iluminados (siglos X-XVI)', que se puede visitar en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hasta el próximo 22 de mayo.

En la muestra, que se puede visitar de lunes a domingo (de 10 a 18.30 horas en lo que queda de marzo; de 10 a 19.30 horas en abril; y de 10 a 20.30 horas en mayo), se explica cómo Mattioli tradujo al italiano el 'De Materia Medica de Dioscórides' (siglo I d. C.), añadiendo extensos comentarios a partir de su experiencia directa y de la tradición médica, tanto culta como popular, en una obra que se convirtió en un recurso imprescindible para los médicos y herborista s que no conocían las lenguas clásicas. Por su parte, Cibo, gran lector y admirador de la obra de Mattioli, copió pasajes enteros con su clara letra, aportando sus propias observaciones , anécdotas y leyendas, e ilustrándolos con imágenes botánicas realistas y refinadas. En sus espléndidas miniaturas se aprecian las diversas especies de plantas destacadas en primer plano, en paisajes coloridos y vívidos que retratan su hábitat natural .

Además del 'Dioscórides de Cibo y Mattioli', la exposición recoge un testimonio excepcional del avance del conocimiento científico en esa etapa. Así, el herbario de las 'Grandes horas de Ana de Bretaña' (1503-1508) contiene la primera ilustración de la calabaza en Europa, recién llegada de América. Las raíces de la sabiduría griega también están presentes a través de obras como el 'Theriaka y Alexipharmaka' (s. X), de Nicandro, cuyo texto sobre los venenos de origen vegetal, animal y mineral y sus antídotos data del s. II a. C. Todo un tratado de farmacología, ilustrado con originales miniaturas de estilo bizantino.

Con el paso del tiempo, la mezcla de culturas que conformaban la sociedad medieval generó cierta confusión en la denominación de las plantas medicinales, lo que hizo necesario disponer de una herramienta común de comunicación. De este modo nacieron los «tesauros» ilustrados de botánica, donde la imagen toma todo el protagonismo en detrimento del texto. Un ejemplo singular de estas obras es el 'Tractatus de Herbis' (c. 1440), una auténtica antología gráfica de la medicina.

Un Atlas renacenista mostrado en la exposición ABC

También ocupó un lugar primordial el 'Tacuinum Sanitatis' , un tratado de salud muy difundido en los siglos XIV y XV cuyo contenido sigue siendo, sorprendentemente, de gran actualidad. Basado en las tablas que el médico cristiano nacido en Bagdad Ibn Butlân escribió en el siglo XI durante una epidemia de peste, la obra gira en torno a seis elementos ―y su equilibrio―, para mantener la salud y evitar el estrés : la comida y la bebida, el aire y el ambiente, el ejercicio y el reposo, el sueño y la vigilia, las secreciones y excreciones de los humores y los movimientos o afectos del ánimo.

Con el Renacimiento italiano se inician nuevas traducciones, estudios y comentarios a obras botánicas de los padres de la medicina: se trata de una verdadera época de redescubrimientos médicos. A este momento clave se adscribe el 'Libro de los Medicamentos Simples' . Su texto, que hunde sus raíces en la Antigüedad clásica, está ilustrado con pinturas realistas propias de ese periodo. Tal es la trascendencia y hermosura de este códice que el emperador Carlos V no dudó en dejar bien patente su firma en tres de sus folios.

La exposición se complementa con una selección de obras maestras ligadas a la ciencia y al arte desde muy diversas áreas, con tratados de alquimia (el origen de la química moderna) o astrología (considerada en la Edad Media fundamental para la práctica médica) y obras de cinegética (cuyo desarrollo exigía un estudio exhaustivo del medio natural).

Coincidiendo este año 2022 con la culminación del V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra la muestra se cierra con un broche de oro: la 'Cartografía de los Descubrimientos' , lujosamente decorada con flora y fauna exótica, espejo de las novedades que el Nuevo Mundo trajo a los europeos.

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