Imputados por humillar a las víctimas del terrorismo, entre los asistentes a la obra de los titiriteros

Diversos artistas, algunos investigados por humillar a las víctimas del terrorismo , periodistas y escritores, entre otros, han asistido a la nueva representación de «La Bruja y don Cristóbal» , la obra por la que los titiriteros Alfonso Lázaro y Raúl García fueron detenidos y encarcelados el pasado 5 de febrero por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo . En la escena, dirigida por los actores Alberto San Juan y Gloria Muñoz, se ha vuelto a mostrar el cartel «Gora Alka-ETA».

La obra, en la que se mostraba el ahorcamiento de un juez, la violación de una monja o el acuchillamiento de un policía, se desarrolló después de un coloquio sobre Luis Bárcenas en el Teatro del Barrio, ubicado en Lavapiés. En esta suerte de debate participaron los actores protagonistas de la película «B de Bárcenas», Pedro Casablanc y Manolo Solo , junto a periodistas como Ernesto Ekaizer . El acto fue organizado por la revista Contexto y el diario Público. El cantante Santiago Auserón , próximo pregonero de San Isidro en Madrid, tampoco quiso perderse la cita en aras de la «libertad de expresión».

Entre los asistentes también se encontraba el humorista Facu Díaz , que fue imputado por humillar a las víctimas del terrorismo en un vídeo en el que aparecía encapuchado y equiparaba al PP con ETA. Compañero de Pablo Iglesias en «La Tuerka», declaró en el acto que le «aterra» la falta de libertad por tener que ir a explicar ante el juez sus chistes ofensivos y de mal gusto. Otro de los participantes en el coloquio ha sido el cantante de Def Con Dos , César Augusto Montaña Lehman, más conocido como «César Strawberry». En su caso, fue imputado por una presunta humillación a las víctimas en Twitter .

La sección cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional estimó parcialmente el recurso de la Fiscalía contra la resolución en la que se archivaba la causa de «César Strawberry», al contextualizar esos mensajes en la estética «provocadora, irónica y sarcástica» del imputado, que en su «particular concepción del arte» pretende «generar en los receptores perturbación, disconformidad o escándalo», incluso con alusiones a la violencia como «recurso artístico».

El Teatro del Barrio está enmarcado en una red teatral de quince espacios ajenos a la organización municipal. Se trata de una asociación, afín a la izquierda, con una disponibilidad de un millar de butacas y unos 400 espectáculos cada mes con la intención de «abrir nuevas vías de comunicación y narrativa escénica»