Cartas a la alcaldesa
El Hospedaje
Ya va en curso firme el Plan Especial de Hospedaje , con lo que los pisos turísticos pasarán enseguida de ser muchos a ser muy pocos. Y muy pocos quiere decir que sólo funcionarán como tales aquellos que cumplan la nueva normativa , donde se incluye un acceso y un ascensor independiente al resto de vecinos. Eso, entre otras condiciones claras. A uno, alcaldesa, esta medida ya concreta le parece entre bien y muy bien, y no por las mayores o menores discordias que un piso turístico provoca en los pisos vecinos que ocupa llanamente un propietario, sino porque el centro se viene vaciando de los vecinos de toda la vida, en beneficio de valquirias de fin de semana, chinos de congreso, provincianos del botellón y algún que otro inglés que ha equivocado la ciudad con la diáspora de Ibiza . Tenemos turismo, pero no tenemos vecindario. Y esto es grave, alcaldesa, y por eso nos parece acertado el Plan Especial de Hospedaje, que defiende la residencia de paso, pero no bajo cualquier apaño de baratura.
Para estas cosas del albergue conviene una ley sin recodo, y esperemos que sea así, y así se cumpla, porque ya vienen los de las plataformas de la oferta turística, más otros afines, a pleitear, porque flojeará el negocio. Uno cree, modestamente, que el negocio de los turistas y la existencia del particular de la ciudad tienen que suceder bajo una equidad de convivencia . El que quiera explotar un alquiler turístico, que lo haga, pero no amargando la vida a una vecindad que ya casi no existe, porque hay una emigración de hartura.
Los pisos turísticos han venido colonizando el centro , y otras órbitas, porque eran un negocio de acampada, y la acampada igual está bien, pero sin envenenarle el sueño al vecino de rellano, que no alquila, el hombre. Hubo, durante meses demasiados, un tiquitaca de desacuerdos entre la Comunidad y el Ayuntamiento , pero hay que celebrar este Plan de Hospedaje, al fin, que es un buen plan, porque Madrid no es el que va y viene, tan contento de maletas, sino el que engrosa el barrio. Y lo vertebra.
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