Habla el barrio más «cool» del mundo: «Venid a las cinco de la mañana y veréis la realidad»

La distinción de Embajadores por una revista británica como la zona más «chic» divide al vecindario

Un hombre pasea, ayer por la mañana, frente al Centro Dramático Nacional en Lavapiés Fotos: Guillermo Navarro
Aitor Santos Moya

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Si pensaban que Malasaña era el epicentro de la escena «cool», llegó la hora de cambiar de idea. Al menos, si hacemos caso a la publicación británica «Time Out» , que sitúa al barrio de Embajadores en cabeza de lo que coloquialmente se conoce como «moderneo». La zona, que traza un radio entre Tirso de Molina, Atocha y Puerta de Toledo -con Lavapiés en el medio-, destaca entre medio de centenar de vecindarios repartidos por todo el mundo. Así, supera a Euljiro (Seúl), Nueva Villa de Aburrá (Medellín) o Metaxourgeio (Atenas), los siguientes de una lista en la que solo San Antoni (Barcelona), en el puesto 22, acompaña al antiguo arrabal dentro de la representación nacional.

La distinción, no por singular, ha caído en saco roto en la barriada. Los vecinos y comerciantes se muestran divididos; satisfechos, por un lado, «de la diversidad y la oferta de ocio y gastronómica», pero cansados de ciertas contrariedades como la subida de los precios, la inseguridad o la falta de limpieza. «Si queréis saber de verdad lo qué es “cool”, podéis venir a las cinco de la mañana», advierte un quiosquero en Tirso. Allí, en cambio, en la plaza de floristas por antonomasia, Jorge interrumpe el cuidado de sus plantas para acentuar lo agradable del paisaje.

Perderse entre las empinadas calles es sinónimo de aventura. Los bares «chic» conviven con «los de toda la vida» , refugio estos últimos de todo tipo de parroquias. «Aquí vienen familias, jóvenes, extranjeros...», subraya Liliana, una de las camareras de La Mancha. Precisamente, Víctor reseña este bar como ejemplo castizo de lo que el «barrio no debería perder». Frente a los muros de la Tabacalera, recuerda que, «aunque hay pinceladas “cool”, siempre quedan marcas auténticas».

En la puerta del Centro Dramático Nacional, Leyre tiene claro que Embajadores es «un oasis de multiculturalidad, donde puedes hacer un montón de actividades, ir al teatro o, simplemente, pasar un rato agradable entre cañas». Más allá de las bondades del lugar, en lo que todos coinciden es en la subida «disparatada» de los pisos y algunos comercios. «Hace cinco años que llegué de Londres y ha cambiado todo. Mis vecinos dicen que es mucho más caro alquilar aquí», apunta Ian Farrington, quien, sin saberlo, llegó al barrio más «cool»... solo por amor.

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