Un grupo de jubilados alienta un mercadillo de productos robados en Tirso de Molina
Los pensionistas aguardan cada día para comprar a bajo precio productos robados por toxicómanos; los vecinos piden un refuerzo policial
Un nuevo negocio se ha instalado en la castigada plaza de Tirso de Molina: un mercado ilegal de productos robados . Es un grupo de jubilados, en torno a una decena, el que promueve este tipo de transacción. El movimiento no es apreciable para el foráneo, pero lo conocen los vecinos y los comerciantes. Cada mediodía o cada tarde, los ancianos se despliegan por el tramo de la plaza que discurre entre la calle Duque de Alba y Conde de Romanones . Septuagenarios y octogenarios pasean en círculo entre los quioscos de las flores o se sientan en un murete. Siempre con bolsas en la mano. Miran. Esperan. Miran. Esperan. Y llega el pedido.
Hombres de mediana edad, con estampa desaliñada, y mochilas cargadas o cazadoras abultadas se acercan a ellos. Unos y otros miran a los lados. Sacan la mercancía para cambiarla de dueño. Hecho. «La gente mayor les hace los pedidos de lo que quieren o simplemente miran el producto que han robado . Yo he llegado a ver cómo les vendían un pulpo congelado», señala un comerciante de la plaza que regenta un negocio familiar. Prefiere mantener su anonimato por razones evidentes. «Están aquí desde que la Policía les chafó el mercadillo este en La Latina hace unos años. Entonces yo llegué a también a venderles productos a los pensionistas. Aquí, los toxicómanos de la plaza roban algo que cuesta 10 euros y se lo venden por 2 euros. Después se lo gastan en comprarse su cartón de vino o su pastillita», comenta un vecino del lugar.
Algunos de estos particulares comerciantes se esconden. Otros no tienen impedimento en confiar su actividad entre los clientes de las terrazas hosteleras. « No es para droga es porque me van a desahuciar . Vendo fulares. ¿Te los enseño? Si la Policía me pide las facturas se las puedo enseñar para que vea que no es robado», argumenta uno de ellos. «Tengo perfumes, de Calvin Dolce Gabbana ¿quieres?», asalta luego un joven de etnia gitana.
Inseguridad
Sin embargo, esta cuestión no es la que más preocupa a los vecinos y comerciantes de Tirso de Molina. Su mayor problema es la inseguridad enraizada. A quien se le pregunta cómo acabar con esa situación lo tiene claro: «Más presencia policial». «Mi jefe ha tenido que poner dos vigilantes para evitar que roben a los turistas. Intentan llevarse hasta las maletas », manifiesta Ana María Blanco, una camarera de la cafetería Orly. El dueño de la misma también lleva el negocio de La Parrilla de Galicia.
« Una patrulla permanente sería lo más definitivo . La Policía solo viene el jueves y el ambiente mejora», justifica Jorge Ramírez, un residente del lugar. Este vecino narra cómo hay noches en las que se escucha a mujeres gritar «¡mi bolso, mi bolso!». «Necesitamos agentes las 24 horas. Esto va a peor. Si les dejan a su bola, hacen lo que quieren», sostiene. Se refiere al grupo de ciudadanos que en el centro de la plaza beben y se pelean a veces. «Los últimos en llegar, ciudadanos del este, son más agresivos», matiza.
Solo más limpieza
La plaza de Tirso de Molina se coló ayer en la Junta de Distrito de Centro. El Partido Popular llevó a la sesión la insostenible situación de este céntrico paraje . El grupo solicitó que se recupere el entorno por el que cada día pasan decenas de turistas y propusieron crear un grupo de trabajo para ayudar a los residentes. Además, pidieron que, desde los servicios sociales, los profesionales trabajen sobre el terreno con las personas en riesgo de exclusión social allí radicados -el Samur Social ya realiza labores de ayuda en el terreno y los miércoles una asociación ofrece comida a los necesitados, insuficiente, según los vecinos-.
Otra de las cuestiones que propusieron fue la necesidad de contar con mayor presencia de la Policía Municipal y Nacional. Expusieron al resto de partidos que se pidiera a la Dirección General de la Policía Nacional acabar con el mercado de la droga y un plan de limpieza integral de la zona con baldeos frecuentes. Los trabajadores y residentes sostienen que la higiene, aunque ha mejorado, en cuestión de olores, «deja mucho que desear».
Ahora Madrid y el PSOE votaron en contra de reforzar la seguridad en la plaza. Lo único que salió adelante fue hacer mayores esfuerzos en cuestión de limpieza.
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