Garrido ofrece un plan de choque para el taxi, pero a las asociaciones les parece «una hipocresía»
Los taxistas se manifiestan el sábado, con otros colectivos, «contra la uberización de la sociedad»
«Aquí no ha habido guerra» sino «un mal asesoramiento» de los taxistas. Es la opinión del presidente regional, Ángel Garrido, la bestia negra ahora mismo para los taxistas madrileños, que ayer tendía puentes con ellos: les proponía un plan de choque que incluyera ayudas para cambiar de vehículos, mejoras en las paradas y un nuevo reglamento con medidas que les haga mejorar su competitividad. Pero las asociaciones del sector lo rechazaron y lo tacharon de «hipocresía. Es ir por higos y recoger manzanas».
Garrido no dudó en echar flores a los taxistas: dijo que son «un sector indispensable, muy querido por los madrileños», y se prestó a iniciar una campaña «y me uno el primero, que les permita recuperar el prestigio que siempre han tenido».
El presidente afirmó que su postura en el conflicto habría sido la misma de ser el candidato popular a la Comunidad: «Lo fácil y cómodo habría sido hacer lo que querían; yo me he enfrentado al problema buscando el interés general». Adelantó «acciones positivas» para el taxi, como que puedan trabajar 24 horas, el taxi compartido o precios máximos fijos. Pidió al Ayuntamiento trabajar, «porque lleva cuatro años de inacción».
Modernizar
Desde el Gobierno municipal, la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, defendía a los taxistas por la «lucha muy importante que con dignidad y exigencia» han realizado, y pidió a la Comunidad que no confunda «modernizar con liberalizar». A su juicio, lo que hay que regular son las VTC, y no el taxi: «Empezamos diciendo que había que cumplir la ley y hemos acabado cuestionando el taxi y diciendo que las VTC hagan lo que quieran».
Los portavoces de los taxistas aseguraban ayer estar «recomponiéndose» tras el duro golpe que ha supuesto el frustrante final del conflicto. «Hemos intentado sacar una normativa, pero las presiones de quiene tiene el músculo económico han sido muy grandes».
Agotada la vía del paro, Julio Sanz, presidente de la Federación Profesional del Taxi (mayoritaria en el sector) apostaba por un «cambio de estrategia» y advertía que «las luchas y protestas van a continuar» porque «el taxi está más unido que nunca». De hecho, este sábado convocan una manifestación entre Atocha y Cibeles «contra la uberización de la sociedad» a la que se unirán marchas por la dignidad, EMT y plataformas por la sanidad pública.
Afirmaba ser consciente de que algunos usuarios «ahora nos van a castigar», pero también habían sentido, dijo a ABC, el calor de otros, «e incluso en alguna parada nos han dejado mensajes de ánimo».
Respecto a las mejoras para modernizar el sector que apuntaba el presidente Garrido, les parecía «una hipocresía, algo burdo que da idea de lo que les interesamos». Y ponía ejemplos: «Ofrecen taxis de hasta 9 plazas, pero eso ya lo tenemos hace tiempo; proponen ayudas para implantar sistemas para el pago con tarjeta, cuando es ya obligatorio desde la ordenanza de 2012». En cuanto a poder trabajar 24 horas, recuerda Sanz que precisamente se implantó una limitación a 16 horas máximas a petición del sector, en 2011, «para adecuar la oferta a la demanda, porque no había trabajo para todos».
Respecto al uso de taxi compartido, «no nos podría beneficiar salvo en recorridos muy concretos, pero además nos parece regresivo». Y las tarifas máximas con posibilidad de negociación posterior es «algo tercermundista». Añade que el año pasado pidieron las asociaciones y el Ayuntamiento contar con una «tarifa ecosocial con descuentos para los días con alta contaminación», pero fue rechazada. La Comisión de Precios alegó inseguridad jurídica para tumbarla.
Por otra parte, la Delegación del Gobierno de Madrid explicó ayer que abrirá expedientes a las organizaciones de taxistas por las concentraciones convocadas estos días sin contar con permisos.
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