Filicidio en el Hostal Levante: La Policía halló dos vasos con ansiolíticos en la habitación

La autopsia confirmará si la madre suministró el contenido de los recipientes al pequeño, de cinco años, para acabar con su vida

Los servicios funerarios retiran uno de los cadáveres del hostal Ep

Carlota Barcala

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La habitación número 6 del Hostal Levante , en la calle de Postigo de San Martín, fue el domingo el escenario de la tragedia: Tamara, de 35 años y natural de Badajoz, acabó con la vida de su hijo , de solo 5, y se suicidó, ahorcándose con una sábana. Los cadáveres fueron encontrados el lunes, a las 10.20 horas. En la habitación, según han informado fuentes de la investigación a ABC, se hallaron también dos vasos con restos de ansiolíticos.

A la espera de los resultados de la autopsia , todo indica que Tamara asesinó a su hijo dándole de beber, al menos, el contenido de uno de los vasos. Los análisis de toxicología confirmarán si ella se tomó el otro o si murió a causa del estrangulamiento.

El detonante del dramático suceso fue que los Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid le habían retirado la custodia del menor hace dos semanas, a finales de junio. Se estaba siguiendo el protocolo para que el menor ocupase la plaza que ya tenía asignada en un centro tutelado.

La madre llegó el sábado por la noche, entre las nueve y las diez, a la recepción del Levante. Acompañada de su hijo, pagó por adelantado la reserva de tres días . Domingo y su mujer, María de los Ángeles, los dueños, les asignaron el dormitorio número 6, con un pequeño balcón de hierro forjado que sería utilizado, dos días después, por la Policía para acceder a la habitación tras descubrirse los cadáveres.

La noche de la llegada, nada hizo presagiar el fatal desenlace , pero al día siguiente saltaron las alarmas. A las doce, María de los Ángeles se acercó a la habitación, la única que tenían ocupada, para preguntar si querían que se la limpiase . «No», contestó Tamara al otro lado de la puerta, casi sin abrirla. La autopsia también aclarará si el pequeño seguía con vida en ese momento.

Pasó el día y Domingo y su mujer no escucharon al pequeño. No abandonaron en ningún momento la habitación . «Tenemos un nieto de edad similar y no hay quien lo pare», aseguró él, en conversaciones con este diario, sobre por qué alertaron a la Policía esa misma noche. «No es normal no escuchar voces, ni la televisión o el ventilador. Pero al llamar nos dijeron que no podían hacer nada porque ella no tenía antecedentes policiales y que debíamos esperar un día más», resumió.

Así lo hicieron, pero el lunes ya era tarde para actuar. Cuando los agentes abrieron la puerta , ambos llevaban horas fallecidos. Ella, que al parecer tenía problemas mentales , había dejado una nota de despedida en la que hablaba de la custodia: «Quieren quitarme a mi hijo».

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