La festividad de la Virgen de la Paloma, con aforo limitado y sin la gran procesión
Las Palomas de Bronce, los premios que dan los bomberos, este año se entregarán antes de la misa en vez de por la tarde, como en ediciones anteriores
Quizá se mantenga el olor a gallinejas, entresijos y limonada, pero lo que seguro que no habrá este año serán parejas bailando chotis ni grandes procesiones en el entorno de la ermita de La Paloma . La festividad de la Virgen más popular de Madrid , que se celebrará el próximo 15 de agosto, distará mucho de la tradicional y masiva verbena.
Según avanzaron a ABC fuentes municipales, aunque aún se está ultimando el programa, los actos serán modificados con respecto a años anteriores debido a las limitaciones de aforo decretadas ante la pandemia del Covid-19 . Una de las principales novedades es que Las Palomas de Bronce , los premios que dan los bomberos, este año se entregarán antes de la misa en vez de por la tarde, como en ediciones anteriores. Se organizarán, si no se producen cambios de última hora, a las 11 horas en la plaza de la Villa .
A continuación, en la ermita se desarrollará la celebración religiosa con las restricciones oportunas y la obligación de llevar mascarilla. Al término de la Eucaristía, como es tradición, los bomberos bajarán el cuadro de la Virgen , aunque esta vez no se sacará ni se desarrollará por la tarde la gran procesión que suele cortar las principales calles del barrio de La Latina .
Contraste con 2019
Para Isabel Díaz Ayuso, la celebración de La Paloma supuso su primer gran baño de masas como presidenta electa. Este acto fue tan solo un día después de la votación en la que salió elegida como líder del Ejecutivo autonómico y muchos madrileños quisieron acercarse a abrazar y felicitar a la nueva presidenta. Un año después, el escenario será totalmente distinto, sin abrazos y con distancia de seguridad, todo condicionado por el coronavirus. Tampoco habrá este año ronda de cañas y caracoles en el bar cercano a la ermita. La imagen de los sucesivos alcaldes pasando tras la barra para servir a los parroquianos comenzó como una anécdota, pero también se ha convertido en parte de la tradición de esta fiesta.
La estampa del próximo sábado será similar a la que se vivió el 15 de mayo, en la Ermita de San Isidro . Aquella vez, en plena ola de contagios, se suprimieron los conciertos, los puestos de rosquillas y atracciones y las colas de los feligreses para recoger el agua bendita. Suspendidos todos los festejos estivales, habrá que esperar hasta 2021 para retomarlos, aún con más ganas.
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