«Por favor, tengo una hija de cuatro meses que tiene que comer»
El retraso en el pago del ERTE ha forzado a un padre a pedir comida por primera vez
La Comunidad de Madrid pasa a la fase 1 en su tercer intento
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A partir de las tres de la tarde, varias personas hacían cola este martes a las puertas de la parroquia San Juan de Dios . Aguardaban a que el padre Gonzalo, al frente de esta iglesia en la UVA de Vallecas desde hace seis años, les regale su tiempo y sustento. Pero un hombre obvia la hilera de personas y aborda sin miramientos al párroco. «Por favor, tengo una hija de cuatro meses que tiene que comer. Yo con una barra de pan y agua me vale», suplica.
Luis nunca se ha encontrado en esta situación. Jamás ha tenido que pedir comida. « He estado días pensando en venir porque me daba mucha vergüenza . Nunca creí que me vería así», explica, tras ocupar el último lugar en la cola. El padre Gonzalo le ha pedido, con amabilidad, que espere como los demás. Su parroquia reparte 70.000 kilos de comida; de esa cantidad, 50.000 kilos están destinados a toda familia que lo necesite, siempre que acuda con un permiso de su parroquia del barrio.
Por su parte, Luis llega con las manos vacías. Natal de Ecuador, reside desde hace 15 años en España. Vive en Villaverde , distrito al sur de la capital, con su pareja, que dio a luz a su hija antes de que estallara la pandemia del Covid-19 . El patógeno todavía se encontraba al otro lado del mundo, en el gigante asiático. «Nos metimos en una hipoteca», relata. Ahora lamenta su decisión. «Tenemos que pagar la hipoteca, la luz, el agua...», enumera, con pesar.
El drama de esta pequeña familia comenzó el pasado 14 de marzo, tras el decreto del estado de alarma y cuando la tienda de recambios donde Luis trabajaba se acogió a un ERTE. Todavía no ha recibido dinero alguno del Estado . «Si al menos tuviéramos ese colchoncito, podríamos ir tirando», dice. Pero la demora en los pagos ha agotado sus ahorros. «Solo quiero que mi hija pueda comer. Yo me conformo con pan y agua», reitera.
En las últimas semanas, las imágenes que ha visto de las colas del hambre repartidas por Madrid le han horrorizado. De hecho, por eso decidió no pedir en Aluche (en la Asociación Vecinal de la calle del Queró), donde las hileras se extendían muchos metros. «No quiero estar ocho horas esperando allí, por eso vine aquí», explica. Sabe que no es el único: «Hay miles y miles como yo».
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