El Farru: «Cada vez veo una sociedad más fría e independiente»
El artista sevillano trae al Calderón la zambomba «Farrucos y Fernández» con su histórica familia y con invitados como Pepe Habichuela o Ketama
![El Farru, en la presentación de su nuevo espectáculo](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2019/12/01/farru-kBIF--1248x698@abc.jpg)
Perteneciente a los «Farrucos», una de las sagas más importantes de la historia del flamenco, el bailaor Antonio Fernández Montoya «El Farru» (Sevilla, 1985) estrena nuevo espectáculo en Madrid. Una zambomba titulada «Farrucos y Fernández» en la que, a los estilos típicos de esta celebración navideña flamenca (villancicos por bulerías, campanilleros…), añade composiciones propias de nueva creación. Y en el que le acompaña el baile de toda su familia: el de su mamá «La Farruca» y el de sus hermanos «Farruquito» y «El Carpeta». El arte queda en casa .
—¿Hábleme de «Farrucos y Fernández?
—Es un espectáculo al que le tengo mucho cariño porque, por primera vez, a los profesionales de mi familia, como mi madre «La Farruca» o mis hermanos «Farruquito» y «Carpeta», se unen los que yo denomino «flamencos de corazón pero no de profesión». Son mi otra familia. Y que, aunque profesionalmente se dediquen a otra cosa, tienen el corazón igual de flamenco que nosotros. Me costó convencerlos porque, como decimos nosotros los gitanos, les daba mucha «lache» (vergüenza), pero he logrado subirlos al escenario.
—Un espectáculo navideño con mensaje.
—Eso es. Es una zambomba en toda regla, que es como siempre se le ha llamado en Andalucía a la reunión familiar donde se canta y se baila por Navidad. Una Navidad en familia muy emotiva y cargada de verdad en la que, además de música y baile flamenco, hay un mensaje de cariño, de amor y de unión en estos tiempos que corren. Y en el que, más allá de la religión y de la presencia del Niño Jesús y de María en el argumento, hay también un llamamiento a la conciencia de la gente porque cada vez veo una sociedad más fría e independiente.
—Viene de una familia histórica del flamenco.
—He tenido la suerte de nacer en la primera división del flamenco. Recuerdo mucho a mi abuelo Farruco, aunque como nieto no reparaba en que era «Farruco» el bailaor, sino que para mí era «mi Papa Farruco». Y por supuesto mi padre «El Moreno», que es el culpable de mucha de la actitud que tengo. Era un cantaor «pá atrás», que es como llamamos a los cantaores para el baile, puntero, actuando con todas las primerísimas figuras del baile como Manuela Carrasco, Antonio Canales, mi abuelo... Y era una persona muy especial: educada, sensible, cariñosa y hospitalaria. De él también me viene la afición al cante. Desde pequeños siempre nos ponía grabaciones de grandes artistas del flamenco para irnos educando. Así, cuando nos apasionaba algún cante nos decía: «¿Te gusta esa letra por bulerías de Camarón? Pues es de La Perla. ¿Y quién es La Perla? Y nos ponía su cante. O ¿has escuchado este fandango? Pues mira, es del tío Antonio el Rubio. Así íbamos conociendo realmente los orígenes de eso que tanto nos gustaba.
—Bailó en los últimos años en el septeto de Paco de Lucía, ¿qué aprendió de él?
—Para mí, sin duda, es el mejor de todos los tiempos. Aprendí mucho artísticamente pero sobre todo personalmente, porque era una persona muy especial y a la vez muy normal, muy llana. Y, aunque es verdad que los genios tienen siempre sus peculiaridades, él las controlaba y por momentos te olvidabas de que estabas con el mejor y con el culpable de todo, porque Paco no sólo inspiraba a los guitarristas, sino a cantaores y bailaores. Un revolucionario a la hora de decir «tengo esta inquietud y la voy a hacer».
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