La Farmacia Hospitalaria dispara su actividad un 200 por ciento por la crisis del Covid-19

Los profesionales de este servicio en el Gregorio Marañón compran, almacenan y dispensan las medicinas, y participan en ensayos clínicos en busca de tratamientos

La compra, almacenamiento y dispensación de medicamentos es responsabilidad de la Farmacia Hospitalaria COMUNIDAD

Sara Medialdea

No se les recuerda en los aplausos de las ocho, pero su misión es también imprescindible para salvar vidas . Los servicios de Farmacia Hospitalaria han disparado su actividad durante la pandemia;se encargan de abastecerse de la medicación necesaria , de su reparto y distribución entre los pacientes y hasta de llevarla a domicilio para evitar desplazamientos; elaboran fórmulas magistrales y participan en ensayos clínicos que pueden despejar, tal vez en menos tiempo del que pensamos, el panorama a futuros tratamientos contra el Covid-19.

«Somos los grandes desconocidos», reconoce María Sanjurjo , jefe del servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Gregorio Marañón, que dirige un equipo en el que, por causa del Covid, algunos han de apoyar desde la distancia del teletrabajo, pero todos arriman el hombro.

Su papel en esta crisis sanitaria está resultando fundamental: Ana Herranz, encargada de la organización, calcula que «la actividad se ha incrementado en torno a un 200 por ciento». No en vano, una de las primeras medidas que adoptaron fue la de abrir 24 horas al día, para dar cobertura también al turno de noche . Una fórmula que «se ha resuelto contratando a personal; los más veteranos se ofrecieron voluntarios a venir de noche para enseñar a los contratados con menos experiencia», explica Herranz.

Aprovisionamiento

La Farmacia Hospitalaria se encarga de comprar, almacenar y dispensar todo tipo de medicamentos. También de la elaboración de algunos considerados de alto riesgo, por ser peligrosos en su manipulación. Y realizan fórmulas magistrales , o adaptaciones de las dosis, por ejemplo en el caso de los niños. «La pandemia nos ha supuesto enfrentarnos a una crisis sin precedentes y replantearnos la actividad, las prioridades y cómo hacer los servicios», señala la jefe del servicio.

Precisamente el aprovisionamiento de medicinas ha sido uno de los primeros retos a los que se han tenido que enfrentar, confiesa Camino Sarobe , responsable de compras. El esfuerzo realizado para atender toda la demanda asistencial llevó a multiplicar por cinco el número de camas UCI, indica, y eso a su vez «hizo que surgieran muchos problemas de medicinas de sedación». Reconoce haberse enfrentado a una «situación muy crítica en el mercado», aunque asegura que «nunca ha llegado a haber desabastecimiento». Ha sido clave, recuerdan, la coordinación de la consejería de Sanidad y la acción de la Agencia del Medicamento, y su relación directa con los laboratorios. Y también las compras en otros países como Estados Unidos o incluso Oriente.

1.380 pacientes externos del Gregorio Marañón han recibido este mes la medicación hospitalaria en su domicilio

El colectivo de trabajadores en la Farmacia Hospitalaria también ha sufrido en carne propia el zarpazo del coronavirus: hasta un 25 por ciento del personal farmacéutico ha causado baja, indica María Sanjurjo.

Otra de las novedades que les ha traído la pandemia ha sido el cambio en la distribución de medicamentos hospitalarios –que no se compran en farmacias convencionales, y sólo se consiguen en el hospital– para pacientes externos. Lo habitual es que estos vayan al centro hospitalario a recogerlos periódicamente, pero ahora «para evitar desplazamientos, se les ofrece la dispensación a domicilio», cuenta la responsable, Carmen Rodríguez . «Hicimos un programa informático para que de forma telemática pudieran ver cómo tomar los tratamientos, si tienen interacción con otras medicinas...». También se les ofreció la posibilidad de hacer teleconsultas, y esta vía de la dispensación a domicilio, para la que el hospital cuenta con la colaboración de la empresa de transportes del centro y la «solidaridad civil» de entidades como la Fundación ONCE entre otras.

Hasta 1.380 pacientes han recibido este mes la medicación en su casa por esta vía. En el caso de los niños, Carmen Rodríguez y Ana Herránz se encargan de « personalizar los paquetes de medicinas, con muñequitos y adornos» . Es su manera de humanizar el servicio, y hacer que los pequeños la reciban con mejor talante.

Ayuda a Ifema

Desde la Farmacia Hospitalaria del Gregorio Marañón echaron una mano bien grande en sus comienzos al hospital de Ifema: «Fue al iniciar su actividad; nos solicitaron que cada paciente que dieran de alta pudiera salir con su medicación para tres o cuatro días», explica Camino Sarobe. Fue un trabajo a realizar casi en tiempo récord, porque las ambulancias esperaban para trasladarlos. «Esos momentos de picos fueron duros», recuerda. Pero se superó.

No obstante, aunque los datos de contagiados diarios comienzan a descender, y en los hospitales se ha notado la bajada de la presión asistencial, todos son conscientes de que aún falta camino por recorrer. Sobre todo, una senda en concreto: la que conduce al tratamiento que consiga curar esta enfermedad. «Sigue existiendo la incertidumbre sobre cuál es el tratamiento bueno para combatirla», concluye Ana Herranz.

Por eso, su servicio, al igual que otros, han puesto en marcha de forma exprés proyectos de investigación, tanto de financiación pública como privada. «La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria lleva un registro nacional en el que participan 200 servicios de Farmacia, para ver los logros que se están consiguiendo con los tratamientos experimentales», señala Herranz.

De momento, según los expertos, no hay ensayos clínicos que demuestren cuál es el tratamiento mejor; es algo que aún se está probando. Las responsables de este servicio en el Gregorio Marañón confían en que «en pocas semanas» pueda ya haber resultados de algunos de los ensayos clínicos realizados hasta la fecha.

Pero son muchas las dudas a las que aún se enfrentan los profesionales: por ejemplo, sobre «cuándo es conveniente iniciar la terapia inmunosupresora en pacientes», algo que parece contraindicado en caso de un virus, explican, pero que resulta muy útil para bajar las inflamaciones que provoca el coronavirus en los pacientes.

Medicinas «vivas»

Vicente Escudero , veterano farmacéutico en el servicio, muestra otra puerta que se abre en el tratamiento del Covid-19: «Con varios hospitales, se están realizando ensayos clínicos con células células madre, centradas en la respuesta inmunitaria de los pacientes». Son, señala, «medicamentos vivos que pueden ayudar a mejorar la situación» de las personas afectadas por el coronavirus, muy novedosos y en cuya eficacia se han puesto muchas esperanzas.

Toda historia tiene una moraleja. La del coronavirus tal vez aún no la conozcamos, aunque alguna enseñanza ha ido dejando. A María Sanjurjo, por ejemplo, le parece que «lo mágico ha sido la unión y colaboración entre nosotros; el sentido de pertenencia al equipo asistencial». Algo que, está convencida, «nos va a cambiar mucho a todos».

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