Estrella Morente, cuando la copla no tiene prejuicios

La cantaora granadina actualiza el repertorio eterno de la canción española ante un entregado Circo Price en la segunda jornada del festival Inverfest

Alejandro Escribano

Con «Copla», el nuevo proyecto discográfico de Estrella Morente (Granada, 1.980), que presentó ayer noche en el Circo Price dentro de la sexta edición del Festival Inverfest, la cantaora granadina mostró su personal a la vez que respetuoso homenaje al inmortal universo de la canción española.

Después de sus logrados primeros trabajos discográficos («Mi cante y un poema», «Calle del aire»), producidos por su padre Enrique Morente, en el que la cantaora andaluza demostraba conocimiento, gusto y facultades a partes iguales, la artista granadina ha cumplido finalmente un sueño que venía persiguiendo desde niña y que precisamente inició con su progenitor. Un proyecto, dedicado a su abuela Rosario, que le «enseñó a amar la copla como a mí misma», que busca rescatar con nuevos arreglos el sonido popular de la copla de las bandas municipales de Andalucía y hasta de la Comunidad Valenciana, ese sonido «vintage» como ella misma ha definido en alguna entrevista, sin ningún tipo de complejos.

En este caso, la banda municipal elegida fue la de Granada: 21 músicos excepcionalmente dirigidos que acompañaron con gusto a la cantaora granadina. Si hablamos de los arreglos, escritos mayormente por José Enrique de la Vega y Jesús Cayuela son, todo hay que decirlo, «modernos», con una presencia mayoritaria de la sección de vientos (flautas, oboes, clarinetes, saxofones, …). Y aunque estemos acostumbrados a las orquestaciones clásicas de Manuel Quiroga, Juan Mostazo, Salvador Valverde o Juan Solano, los nuevos arreglos no desentonaron. Así, se fueron sucediendo las coplas clásicas incluidas en el disco («Madrina», «Antonio Vargas Heredia», «La Niña de Puerta Oscura», …), llegando los mejores momentos de la noche cuando Estrella abordó «Miedo» y «Yo soy esa».

A esas letras y melodías eternas la granadina añadió la gracia de las grandes copleras, con un gran manejo de la bata de cola , y con una puesta en escena soberbia: mantón, peineta, mantilla, abanicos… Y sobre todo naturalidad, que es la cualidad que mejor define a la cantaora andaluza. Pero no sólo de copla vive el hombre. Y menos los flamencos, así que también hubo tiempo para el flamenco por derecho. Con las guitarras de Montoyita y Monty, los coros y palmas de Antonio Carbonell y Ángel Gabarre, y el baile y cajón de El Popo, Estrella recordó sus grandes éxitos por bulerías y tangos («Los cuatro muleros», «En lo alto del cerro»). Un final impactante con tres clásicos mayúsculos («Ay pena, penita, pena», «Soledad», esa belleza de Gracia Montes tan poco conocida, y «Suspiros de España») demostraron que la copla sigue viva en la voz de Estrella Morente. Muy viva.

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