La Diana Cazadora y su jauría de perros, los nuevos vecinos de la Gran Vía
Desde el pasado sábado, seis hermosas esculturas presiden la azotea del número 31 de la centenaria avenida
En el corazón de la Gran Vía , entre la red de San Luis y la plaza del Callao, son miles las personas que transitan a diario. Trabajadores, turistas, vecinos o, simplemente, curiosos que desde hace unos días cuentan con un atractivo más a su paso por la emblemática avenida : desde el sábado, en la azotea del número 31, un imponente conjunto escultórico acaricia el cielo de la capital.
Ante el asombro de propios y extraños, la imagen de Diana Cazadora -en la mitología romana, la diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y la Luna- empuñando un arco y acompañada de una jauría de perros, preside los dos torreones que coronan el hermoso skyline de la Gran Vía. «No me había fijado, pero se nota que son muy recientes por el brillo que tienen», señala un portero de la zona.
Según ha podido saber ABC , pese a que las estatuas fueron colocadas hace cinco meses, no fue hasta el pasado fin de semana cuando los responsables destaparon las lonas que hasta entonces las cubrían. Para su izado , además del correspondiente permiso al Ayuntamiento, resultó necesaria la colocación de andamios en la fachada principal del edificio. Desde la medianoche hasta las 5 de la mañana, decenas de obreros trabajaron para colocar las seis piezas en su nueva ubicación.
El inmueble, en obras desde hace dos años, ultima ahora los retoques finales para su apertura antes de que acabe el año . «Todo apunta a que será un hotel de cinco estrellas», revelaban ayer fuentes conocedoras del caso. En 2015, se hizo público el interés de la familia mexicana Díaz Estrada -dueños de la propiedad- en buscar alianzas con alguna cadena hotelera para explotar el reformado bloque.
Diseñado en 1925 por el arquitecto José Miguel de la Quadra Salcedo, el edificio ha sido testigo de gran parte de la historia de una avenida con 106 años en su haber . Durante décadas sus bajos acogieron dos de los comercios con más solera de la capital: la cafetería Zahara , que en 2010 bajó la persiana tras más de medio siglo en la esquina de la Gran Vía con la calle Mesonero Romanos; y la administración de Doña Manolita , cuyo local fue su tercera sede hasta 2011, año en que decidió trasladarse al número 22 de la peatonal calle del Carmen.
Estatuas del cielo
Además del último inquilino de altura, basta un vistazo al cielo en algunos lugares del centro para toparse con obras escultóricas de corte similar . Desde 1972, sobre la cúpula del célebre Edificio Metrópolis, emerge la Victoria Alada , una efigie realizada en bronce por el escultor madrileño Federico Coullaut Valera.
En la calle de Alcalá, en lo más alto del Círculo de Bellas Artes, una diosa romana llamada Minerva , custodia de la sabiduría, las artes y las técnicas de la guerra, vigila con firmeza el deambular de la ciudad.
Pero si existe una figura representativa del cielo de Madrid, no puede ser otra que la del Ave Fénix . Estas esculturas, que servían para identificar los inmuebles propiedad de la compañía de seguros La Unión y el Fénix, las podemos encontrar hoy en enclaves como el Hotel Meliá Fénix o la actual sede de la Mutua Madrileña, ambas en el Paseo de la Castellana.
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