Cazan a una banda mafiosa georgiana autora de más de 40 robos en pisos por el método del ganzuado
El líder del grupo, de 18 personas, dirigía a la red desde una prisión turca. El botín lo ingresaban «en la caja común»
La Policía Nacional ha detenido a 18 miembros de la banda mafiosa, «Kanonieri Kurdi» (Ladrón de ley) autores de, al menos, 40 robos en domicilios desde el pasado mes de abril. Esta red, integrada por dos células, se caracterizaba por su itinerancia y por su prolífica actividad, hasta el punto de cometer 14 delitos en una semana cada una de ellas.
El cabecilla de esta mafia, que da nombre al grupo, daba las órdenes y supervisaba la actuación de sus secuaces desde una prisión turca desde la que cumple condena desde hace 8 años. Así lo han explicado esta mañana en rueda de Prensa la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa , el jefe superior de Policía, Alfonso José Fernández Díez y el jefe de la Brigada de la Policía Judicial, José Luis Conde.
Los cacos utilizaban el viejo método de la ganzúa para entrar en las viviendas limpiamente. Por ello son conocidos como «manos de oro» o «mecánicos» . Sin embargo, después realizaban grandes destrozos a la hora de arramplar con el botín. Así, forzaban cajas fuertes o utilizaban cizallas para romper cadenas de puertas... Su objetivo eran los pisos con las cerraduras más fáciles de abrir.
Una vez en las casas, a las que accedìan cuando estaban vacías, se apoderaban de joyas y objetos electrónicos a los que daban fácil salida en el mercado. Para ello acudían a 5 receptadores que regentaban establecimientos de compro oro y locutorios, que han sido detenidos.
Itinerantes y heroinómanos
El dinero lo enviaban a la «caja común» de la organizaciòn mafiosa, mediante envíos postales y con parte del mismo, los delincuentes sufragaban su adicción a la heroína inyectada. Si su «rendimiento» no era el adecuado eran intimidados . En alguna ocasión se han acuchillado entre ellos por alguna trifulca.
Tenían sus tareas divididas: unos elegían los domicilios, otros vigilaban, otros colocaban tiras de plásticos o papel en las puertas para comprobar que sus moradores no estaban. Se movían en transporte público y después del robo huìan en taxi.
Las investigaciones comenzaron a primeros de año a raíz de la detección de un incremento de robos en Fuencarral-El Pardo y luego en distintos puntos de la ciudad. La investigación ha sido compleja por la movilidad del grupo, –incluso por toda España y Europa– lo que les hacía cambiar constantemente de zona e, incluso de miembros, si sospechaban que la Policía iba tras sus pasos. En la operación han participado diversas comisarías, agentes de la UDEV, UPR, así como la Brigada de Extranjería y Fronteras.
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