Dejan libre al fotógrafo acusado de abusar de chicas de Instagram
La Policía le acusa de una agresión sexual, cinco abusos y dos más con penetración
Alberto G. G., madrileño de 24 años, apenas ha pasado unos días entre rejas. La titular del juzgado de Instrucción número 23 de Madrid decidió ponerle en libertad con cargos de abusos sexuales después de tomarle declaración y analizar las pruebas contra él. Sin embargo, la Policía Nacional considera que este sujeto, fotógrafo aficionado que captaba a sus víctimas por la red social Instagram, es sospechoso de una agresión sexual (en el que habría mediado violencia o intimidación); cinco abusos sexuales (tocamientos), y dos cargos de abusos sexuales con penetración (mediante el engaño y utilizando los dedos).
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El juez de guardia de detenidos recibió la primera denuncia a finales de junio. Una chica afirmaba que había sido víctima del encartado, que cuenta con dos antecedentes de este año en Madrid y Bilbao por hechos similares, después de que Alberto contactara con ella a través de Instagram. La joven tenía aspiraciones de dedicarse al mundo de la moda y el imputado le ofreció realizarle un «book» fotográfico de manera gratuita. La llevó a su piso de la calle del Arzobispo Morcillo, próximo a La Vaguada, y, presuntamente, abusó de ella durante la sesión de fotos. La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (Ufam) de la Brigada de Policía Judicial puso entonces en marcha la operación Fotosex.
Seis casos más
Alberto G. G. fue trasladado a prisión y los agentes recabaron más testimonios de casos similares, hasta sumar otros seis. Sin embargo, ya en julio, la juez número 23, tras analizar el atestado, decidió ponerlo en libertad con cargos de abusos sexuales . Le ha impuesto como medida cautelar la personación los días 1 y 15 de cada mes.
La Ufam, sin embargo, no ha cerrado sus pesquisas y, como adelantó ABC esta semana, indaga en otras posibles cinco víctimas . Los expedientes ya trasladados a los juzgados hablan de siete chicas, de entre 16 y 25 años, y que habrían sido engañadas por el fotógrafo con el mismo ardid. Además, se hacía pasar por reputado fotógramo de moda para «influencers» (modelos que cobran por sus posados en redes sociales) y grandes marcas.
